miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Tendrán vivienda propia los pobres?

Sectores políticos del país se debaten en el tema del déficit habitacional que agobia a los venezolanos. El Gobierno nacional dio un paso adelante con la activación de la Misión Vivienda Venezuela, calificada como “Gran Misión”, que actualmente se desarrolla en todo el territorio nacional en su primera etapa: censar a los necesitados.

Alabanzas y rechazos se ha ganado el censo. Unos lo califican de “una mentira más” del gobierno, mientras que desde la acera oficial aseguran que es la única forma de conocer ciertamente a cuánto asciende el déficit y, más allá, prometen que es la manera más segura de obtener una casa.

El tiempo de ejecución y entrega de las viviendas es otro de los temas en debate. Quienes aseguran que no será realidad, se basan en la revisión de los 12 años que tiene Chávez en el poder. Quienes impulsan la Gran Misión sostienen que ahora se trabajará “a toda máquina” para cumplir con la oferta Presidencial y satisfacer la necesidad del pueblo.

Estas discusiones se presentan como antesala al proceso de elecciones que deberá realizarse en 2012. Cada sector está “halando para su brasa” lo que considera pueda serle vital o indispensable para la conquista del poder. Ambos bandos se critican y repelen con los epítetos más fuertes que puedan pensar, solo con el interés de ganar la preferencia del electorado. Pero la realidad es otra.



Desde hace muchos años los venezolanos vienen padeciendo de facilidades de adquisición de viviendas. Algunos esfuerzos han sido ejecutados por el Estado, en lo correspondiente a la construcción de viviendas o urbanizaciones populares para beneficiar a los menos favorecidos económicamente. Del otro lado, el capital privado han sido, sin duda, el gran promotor de viviendas, de diversos tipo: casas, town house, apartamentos, casa quintas, unifamiliares, bifamiliares, como se les ocurra a los empresarios para ganar más; sin contar los centros comerciales (digo para el incremento de su patrimonio).

Aquí surge la primera interrogante: ¿Ese auge en la construcción de viviendas brinda alternativas o solución a los pobres? Obvio que NO. Los ejemplos sobran: iniciales astronómicas, incremento de valores, ventas en obra gris (lo que significa capacidad económica para culminarlas). Queda entonces, PARA LOS POBRES, como única alternativa las construcciones que haga el ESTADO.

Calificar a la Misión Vivienda Venezuela desde el punto de vista del sectarismo político (de ambos bandos) es negarse a ver la realidad de quienes viven “arrimados” con familiares o en casas de techos de zinc y paredes de barro o en ranchos de madera. Porque por un lado, si la oferta no es real sino para ganar votos, estarías jugando con la necesidad de la gente. Y por otro, si recomiendas no creer en el gobierno solo por oponértele también estarías jugando con la necesidad de la gente.

Es contradictorio decirle al pueblo, desde la comodidad de una lujosa quinta o apartamento, que no asistan al censo del gobierno porque los están engañando. Es inhumano que algunos dirigentes que se trasladan en “camionetotas” les digan a las familias que no crean en las ofertas del gobierno, pero no le dan alternativas para conseguir una vivienda.

Hasta la fecha no he escuchado a ningún dirigente de la oposición (alto-medio o bajo) decirle a quienes no tienen casa que no crean en el gobierno porque él le tiene ya una casa lista para habitarla. Muchos se quejan de la lentitud del gobierno para construir casas pero nadie critica los altos precios de las viviendas que construye el capital privado. Lo más vergonzoso es que ninguno se atreve a ir a los barrios a decirle al pueblo que no se inscriban en la Misión Vivienda, solo se escudan en los grandes medios de comunicación. ¿Saben por qué? Porque no tienen nada que ofrecerles a quienes tienen la esperanza de algún día tener un techo propio.

La estrategia sigue siendo equivocada. En vez de oponerse “por deporte” lo que hay que hacer es incentivar, impulsar, estimular a las familias que necesiten casas a que se inscriban en el gran censo para luego motorizar el reclamo de la inmediata construcción de las viviendas en oferta. Allí es donde está la clave para que el censo no se haga letra muerta ni estrategia electorera.

Dos preguntas finales: 1.- ¿Si fracasa la Misión Vivienda Venezuela, sea por desinterés del gobierno o por no construir las casas a tiempo, estaría dispuesto el capital privado a construir casas para los pobres o seguirán interesados en sus bolsillos? 2.- ¿Algún día los pobres tendrán vivienda propia? Saque cada uno sus conclusiones.

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