lunes, 13 de agosto de 2007

La Personalidad del Estafador


En el argot judicial es común escuchar la palabra “Estafador”, calificativo que se le endilga a una persona experta en ganarse la confianza de otra para quitarle lo que le es propio, por medio del engaño y la mentira. Uno de los casos más conocidos es el llamado “paquete chileno” que no es más que la combinación de la estafa con las apetencias de un “vivo” que quiere hacerse de dinero rápidamente. Hay otro tipo de paquete chileno que más bien es el vulgar robo de una suma de dinero, utilizando para ello estrategias tales como la caída de un sobre o el intercambio de paquetes a la salida de un banco.
Sin embargo, no es sólo en el mundo policial donde se ven esta clase de actuaciones de personas inescrupulosas que sin importarles el trabajo o la necesidad de la otra, busca por todos los medios de apoderarse del dinero para financiar sus aventuras. En el ambiente político también están presentes los estafadores, tanto para apropiarse del dinero que el pueblo le ha confiado para su resguardo, como para engañar al pueblo con la vieja oferta de buscarle solución a los problemas que se presentan en las comunidades. Veamos algunos ambientes políticos en los que se hace presente La Personalidad del Estafador.
Obras: Cuando las personas andan en campaña política para alcanzar un determinado puesto gubernamental ofrecen miles de cosas, aun las más imposibles de lograr, bajo el argumento que están dispuestos a luchar por ello. Pero cuando llegan a posesionarse del cargo inmediatamente son invadidos, o sacan a relucir su verdadera personalidad, por el espíritu del estafador. Unos se olvidan de sus promesas, otros ordenan iniciar los estudios conscientes que recomendarán que la obra es improcedente y unos cuantos ordenan la ejecución de la obra y se hacen los locos cuando denuncian mala ejecución de los trabajos, mala calidad de la obra o utilización de materiales de baja calidad, lo que se traduce en que los supuestos “trabajos” deben ejecutarse nuevamente, uno o dos años después, por el deterioro que sufrió la anterior.
Gestiones: Vinculados con el ítem anterior, están las personalidades que se dedican a representar a un nivel de gobierno ante otro. Son los llamados “encargados de hacer lobby” que no son más que gestores. Estos son los mayores representantes de la estafa porque devengan exorbitantes sueldos, gozan del privilegio de los gastos de representación, andan en lujosos vehículos, supuestamente para gestionar recursos para los proyectos que necesitan las comunidades pero en realidad lo que hacen es darse la “dolce vita” con los dineros del pueblo. Estos ilustres estafadores son lo que ostentan el apoyo, aprecio, protección y complicidad de sus jefes al punto que cometen cualquier cantidad y tipo de fechorías y cuando son denunciados reciben el respaldo incondicional de quien lo designó. Y cómo no hacerlo si la repartición de beneficios (dinero) es pareja: un poquitico para ti, un poquitico para tu entorno y un poquitico para mi, dice el estafador a su jefe. ¿Y el pueblo? Que se lo lleve el río.
Relaciones: Otro tipo de estafa política se presenta en las diversas formas y maneras de relacionarse entre niveles de gobierno. Por todos es sabido que la politiquería ha destruido el concepto científico de la Política (con P grande) y que en todo tipo de relaciones siempre se andan pensando en tenderse trampas. En esta actividad el estafador es quien se encarga de ir llevado a todos la supuesta posición de su feje, criticando, enjuiciando, cuestionando, sin ningún basamento, solo por el hecho de que hay que oponerse al contrario, aun siendo de su misma corriente política. Pero como hace el piojo: cuando ve que viene el peine corre. Los vemos muy a diario, denunciando cosas, criticando acciones pero cuando uno superior habla, salen corriendo a esconderse en un viejo árbol sin ramas, tipo cují, y desde allí lanzan “zancadas de ahogados”, tratando de congraciarse con quien criticó y dejando en el limbo a los incautos que le creyeron y se inscribieron en el enfrentamiento.
En estos tres aspectos (obras, gestiones y relaciones) podemos detectar rápidamente a los estafadores: Grandes señorones que se pasean libremente por las calles, cuestionando a todo aquel que les viene en gana, tratando de desprestigiar a quienes lo critican, inventando escenarios para engañar, pensando obras para buscar más dinero, haciéndose pasar por notables, y ciertamente sí son notables pero en la demostración de La Personalidad del Estafador.
Powered By Blogger