lunes, 11 de junio de 2007

"Despierta y Reacciona"

Cada vez que sucede algo en el país, cuya solución necesariamente deba ser tomada en consenso, se habla hasta el cansancio de voluntad política, como una vía apropiada para que todos los sectores de la vida nacional, regional o local limen asperezas, alcancen acuerdos y hasta firmen pactos, siempre con el propósito de solventar el hecho que les preocupa.

Igualmente, cuando en el ámbito político se hace necesaria la toma de decisiones que muchas veces afectan algunos intereses o los intereses de algunos personajes influyentes, o que cambien los “estatus quo” se habla también de la falta o ausencia de voluntad política para echar a andar las recomendaciones que se están analizando.

Sin embargo, la realidad nos demuestra que hay otros casos en lo que la complicidad, la conveniencia, la ceguera, la apariencia, la desconfianza y hasta la terquedad son también cubiertas con el manto de la supuesta ausencia de voluntad política para la toma de algunas decisiones que, como lo dice el argot marino, provoque un cambio de rumbo para llegar a puerto seguro. Veamos.

En muchas ocasiones podemos observar que el común de las personas hace comentarios acerca de la calidad de una o dos obras de infraestructura o de las consecuencias que les acarreará la mala ejecución de los trabajos, se impone un silencio sepulcral del lado de quienes tienen entre sus atribuciones velar porque eso se corrija.

Sucede igual cuando es necesaria la toma de decisiones para corregir algunos “entuertos” que se estén presentando en el desenvolvimiento de algún tipo de gestión; o cuando se ve claramente que se utilizan materiales de mala calidad para engañar al gobernante; o cuando se presume algún tipo de irregularidad, como sobreprecios, sub contrataciones, contratos fantasmas; en todos estos casos siempre hay miles de voces que se alzan en señal de alerta para que se inicien las investigaciones pertinentes o se tomen los correctivos necesarios para evitar “asaltos” al tesoro público; pero como lo señalé antes el silencio se impone y la ceguera reina por no decir la complicidad campea.

Cuesta mucho, a veces, pensar que una persona a la que se le advierte lo que está ocurriendo o se le alerta lo que puede ocurrir no tome la mejor decisión o la decisión correcta en beneficio de su propia integridad moral y por el bien de las comunidades, cuesta porque ¿a quién le va a gustar que lo tilden de corrupto? ¿Quién va a estar cómodo al escuchar que todo lo que hace está signado por la corrupción? ¿quién va a dormir tranquilo pensando que uno de sus subalternos está robando en perjuicio del pueblo? ¿a quién la gusta que en cualquier sitio de burlen de él, diciendo que es un gran pícaro o ladrón de cuello blanco? A nadie le gustaría que lo califiquen de esa forma, sobre todo cuando no se tiene responsabilidad alguna con lo que se está denunciando, sino que su culpa es no haber tomado o no tomar la mejor decisión de manera oportuna.

No obstante, sí hay cierto nivel de responsabilidad en lo que está ocurriendo quizá por omisión, por ser blandengue o por no querer creer lo que está a la vista de todos. Es obvio que cuando alguien presenta algunos cuestionamientos es normal que se de un tiempo prudencial para hacer las investigaciones, para cotejar los hechos que se narran, pero una vez descubierto que es real lo que denuncian ¿Qué hacer? ¿mentir? ¿callar? ¿cerrar los ojos? ¿taparse la nariz?, si esto es lo que se hace entonces surgen dos grandes preguntas: ¿por qué lo tapas? O ¿por cuánto lo callas?

El presidente Chávez en infinidades de oportunidades ha dicho que el gran problema que hay que atacar es la corrupción, lo medular de la revolución es acabar con las corruptelas que hundieron a Venezuela pro muchos años, siglos a lo mejor, pero “aguas abajo” no se está luchando contra la corrupción, bien sea porque los gobernantes se hacen los sordos o porque están envueltos por los cantos de sirena que le lanzan esos funcionarios corruptos que les crean fantasías para que no vean la realidad de las atrocidades que realizan.

A aquellos que no quieren darse cuenta de lo que sucede a su alrededor les cae como anillo al dedo la célebre frase del Magnífico Papa Juan Pablo II “Despierta y Reacciona”, para luchar contra los corruptos hace falta voluntad política pero para abrir los ojos y para escuchar la gritos de las comunidades solo se necesita Despertar y Reaccionar.
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