lunes, 1 de junio de 2009

El rol de los periodistas, más que de los medios


El nuevo aniversario del cierre de la señal abierta de RCTV, la proximidad de la celebración del Día del Periodista y la amenaza del inminente cierre de las operaciones de Globovisión hacen propicio un escenario para que los comunicadores sociales debatamos y analicemos el rol que debemos jugar en estos tiempos de convulsiones.

Caería directamente en el simplismo si me circunscribiera a decir que los casos de RCTV y Globovisión son un hecho claro de ataque o agresión a la libertad de prensa o de expresión que existe en todo régimen que se precie de ser democrático. Igual, pecan de ilusos, por decir lo menos, quienes argumentan que se trata de una medida “disciplinaria” del gobierno ante los continuos cuestionamientos que reciben desde esos medios de comunicación.

Es histórico que a los gobernantes que no cumplen sus promesas o que no tienen nada que exhibir como gestión les molesta el seguimiento que hacen los periodistas de las diversas y, a veces innumerables, quejas que reciben a diario de los vecinos. Esto tampoco les gusta a quienes tienen la idea del manejo omnímodo del poder porque aspiran a ser dueños de la verdad absoluta y que nadie “ose” a contradecirlos y mucho menos a cuestionarlos.

Este panorama de comportamiento gubernamental hace que los periodistas, a primera vista, tengan dos opciones: la primera, es seguir haciendo su trabajo de escuchar el descontento de la población, divulgarlo en el medio que trabajen en pro de coadyuvar en solucionar el problema, o el racimo de problemas, que le son expuestos.


La segunda es la autocensura, así se simple. Hacerse lo locos, ciegos, sordos y mudos para no escuchar las quejas vecinales y mucho menos atreverse a divulgarlas para no caer en la lista de “acribillados” que confecciona el gobernante que cree que los periodistas no somos más que sus enemigos. Pero no resuelven los problemas.

Pero lo grave es el surgimiento de otras opciones, la más perversa de todas: los periodistas y comunicadores sociales que se dan golpes de pecho defendiendo la libertad de expresión y se prestan para descalificar o para que descalifiquen a sus colegas. Son los mismos que cuestionan “la inclinación política” de un medio, pero cooperan para que ataquen a los periodistas, a sus mismos compañeros de aula o de trabajo. Se trata de esos mismos personajes que critican el trabajo de algunos periodistas, pero pasan todos los meses por “GO” a buscar lo suyo.

La cuarta “actuación” es la de los acomodaticios. Esos conspicuos personajillos que cuando les ordenan descalificar a alguien lo hace de manera rápida y casi perfecta, luego se transforman en sus férreos defensores para más tarde caer nuevamente. Sólo sirven para adular a alguien en detrimento de otro.

A nadie se le puede criticar el derecho que tiene a pensar de una u otra forma, total, en pleno uso de sus facultades y viviendo en democracia es lógico que cada quien tenga su inclinación política, económica o social. Lo cuestionable es que vengan a imponernos modelos de conducta o estilos de actuación cuando son ellos quienes desdicen del papel que deben ejercer los medios frente a la comunidad.

Hago estos comentarios porque cuando el gobierno ejecute su decisión de cerrar Globovisión, y cualquier otro medio de comunicación, porque vendrán muchos más, sea radial, televisivo o impreso, en todo el país se verá aparecer en escena a estos personajes.


Habrá quien los defienda de esa agresión porque están alineados con la Libertad, otros se harán los locos para no perder sus prebendas, pero algunos justificarán la medida para congraciarse con el gobernante de turno. Éstos emplearán la vieja argucia de “es que se pasaron y olvidaron su papel de medios de comunicación” o el infeliz argumento de la medida administrativa.
Por eso es que los periodistas y los medios de comunicación estamos en esta encrucijada: por un lado nos ataca el gobierno y por el otro nos venden los mismos colegas. Ese no es el rol que debemos ejercer los comunicadores sociales porque si así actuamos Venezuela se quedará desguarnecida.
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