lunes, 29 de octubre de 2007

Por algo será



La ciudad continúa convulsionada por los siniestros efectos que produjo el otorgamiento de un permiso, a todas luces ilegal, inmoral e inconstitucional, por parte del Concejo Municipal porteño a unos empresarios para que establecieran una almacenadora en una zona residencial del municipio. El caso no raya en lo increíble sino que va más allá, es una clara demostración de la incapacidad e improvisación a que está sometido Puerto Cabello por parte de las actuales autoridades gubernamentales.
La pretendida permisología puede ser analizada en dos vertientes: la primera, como una irresponsabilidad de los concejales de otorgar un permiso para que funcionara la almacenadora sin tomar en cuenta el impacto ambiental, de tránsito, y mucho menos los efectos que iba a causar en la vida de los habitantes de sectores como Bartolomé Salom, Paralelo 38 y Barrio Escondido.
En un hecho sin precedentes se dio permiso para que se instalara el abuso en contra del pueblo, no de parte de los empresarios, sino de los conductores llamados “caravaneros” que andan en la vía como alma que lleva el diablo, abusando y causando accidentes, actitud que los únicos que la desconocen son quienes levantaron sus manos, algunos dicen que las dos, para aprobar el permiso.
La segunda vertiente de análisis es que sabiendo los concejales que son incompetentes para tratar el citado caso, no le pararon a la legalidad y se desbocaron a dar un permiso a que a la postre resultó nulo de toda nulidad, como bien lo dijo Iskra Vargas, directora de Servicios Públicos de la Alcaldía. El iniciativa empresarial fue burlada por el comportamiento ilegal de los concejales que además le causaron perjuicio económico porque según los entendidos en la materia el movimiento de tierra que se hizo en el terreno tiene un valor aproximado a los 600 millones de bolívares, pérdida de la que nadie se hará responsable. Es decir, un grupo de concejales de reúnen para analizar una solicitud de unos empresarios y sabiéndose incompetentes para complacer la petición la dan aun sabiendo los perjuicios que ocasionarían, las perdidas generarían y la mala imagen que le harían a los solicitantes.
Otro hecho que debe ser analizado es que al momento de defenderse algunos de los que se sintieron afectados por las críticas encendieron el ventilador y comenzaron a echar “paja” para todos lados. La defensa-acusación más importante fue la del presidente del Concejo Municipal, médico Fernando Arévalo, quien sin ningún tapujo informó que el jefe de Rentas Municipales, Jorge León, le confirmó, supuestamente, “que la mayoría de los establecimientos donde se guardan carros funcionan sin permiso”. Si lo que dice Arévalo es cierto “esto es para coger palco”, como se dice popularmente, el propio jefe de Rentas sabe y conoce que existen empresas funcionando sin permiso y no ha hecho nada para cerrarlas, siendo esa su competencia y su misión de trabajo. En qué quedamos entonces: ¿incompetencia? ¿Debilidad? ¿Complicidad? O ¿vagancia? Porque no es ceguera porque según Arévalo se saben donde están ubicadas.
Mención aparte merece el intento irresponsable, vago y alegre, de achacarle la responsabilidad de todo a la arquitecto Yaneth Doumet de Alcalá. Quisieron ensuciarle su hoja de servicio pero no pudieron por dos razones: primero, no fue ella quien firmó el permiso para que funcionara la almacenadora y segundo, todos en Puerto Cabello conocemos la personalidad de Yaneth, una funcionaria que le queda grande al actual gobierno municipal. Honesta, decente, responsable, trabajadora, prístina en su actuación y con una hoja de vida límpida.
Hay que reconocer la actitud gallarda de Iskra Vargas y Yaneth de Alcalá, quienes fueron las únicas que salieron a dar la cara por el gobierno local para aclarar toda la situación. Los demás funcionarios y el propio mandatario quedaron en silencio y escondidos, era obvio que eso sucediera pues nadie quería quedar mal con los empresarios, por algo será.

lunes, 22 de octubre de 2007

Se cayeron las máscaras

Completamente pulverizadas quedaron las intenciones del alcalde Osmel Ramos de controlar “por aplastante mayoría” los delegados al congreso fundacional del Partido Socialista Unido de Venezuela, en representación de Puerto Cabello. Antes de su caída el mandatario se llevó por delante las aspiraciones de uno de los posibles candidatos a sucederlo en el cargo, quien pacientemente aceptó las designaciones de su jefe político.
De acuerdo a las proyecciones que realizan cada una de las tendencias que se mueven dentro del Psuv, aunque muchos no quieran aceptarlas públicamente, de los doce delegados escogidos el pasado sábado siete están vinculados con la línea política de Xiomara Luna y el gobernador del estado Carabobo; tres estarían relacionados con el alcalde Ramos, con la posibilidad de quedar solamente con dos; y los otros dos estarían en las cuentas de otra tendencia chavista que algunos identifican como el Frente Francisco de Miranda.
Una fuente íntimamente ligada al alcalde Ramos reveló que éste hizo esfuerzos extraordinario, de todo tipo, para controlar la nueva estructura partidista, sobretodo de los ungidos para asistir al congreso fundacional del partido, pero el resultado le fue adverso aunque dentro de su tendencia logró imponer su parecer.
Cuentan que pocas horas antes del proceso eleccionario se produjo una reunión tipo cumbre en la que, haciendo uso de la democracia participativa, precisamente le participaron al médico José Barbur que debía declinar sus aspiraciones a favor de la esposa del alcalde, Fanny Rendón. Visto que no lograron convencerlo tuvieron que ordenar que entonces que se midieran internamente resultando ganador Héctor Cabrera, preocupado dirigente vecinal del barrio Bartolomé Salom, como representante del “osmelismo”, quien valientemente no bajó la cabeza, como hicieron otros, y a la postre se alzó con la representación de su circunscripción. Ahora Cabrera enfrentará la arremetida del poder porque ya se habla en el Concejo Municipal de su posible destitución porque “desafió y desobedeció al amo”.
Toda esta situación nos evidencia, una vez más, que como dicen en la cúpula del chavismo, aguas abajo la revolución continúa impregnada de las maléficas actuaciones que se dieron en la llamada cuarta república. Que pese a la intención del presidente Hugo Chávez de conformar un partido político fuerte, alejado del clientelismo, del amiguismo y de los maletinazos, en algunas zonas del país la actitud de algunos dirigentes, sobretodo de quienes detentan el ocasionalmente el poder, es contraria a sus lineamientos.
Persecuciones, intrigas, chismes, malos comentarios, cálculos pragmáticos, maniqueísmo, hipocresía, compra de conciencia, trampas y otras cosas más continúan estando presente en el actuar de algunas dizque personalidades que por un lado se dan golpes de pecho hablando de unidad y desprendimiento, estando realmente carcomidos por la mala intención.
Sin embargo, el pueblo es sabio y paciente, como lo dijera Alí Primera, escuchó todos los planteamientos que le hicieron, todas las mentiras que inventaron, las trampas que montaron, y el dinero que repartieron se los tomaron y votaron en contra para castigarlos por la mala gestión que han hecho al frente de los destino de Puerto Cabello.
Quiero hacer mención especial a la trampa burda que le hicieron a la extraordinaria dirigente social y vecinal Anaís Parada. Una mujer que trabaja de sol a sol por el barrio El Milagro y mucho más allá. Anaís fue víctima de la confabulación de las fuerzas del gobierno municipal. Pero hay algo muy valioso que debemos tomar en cuenta: pese a las llamadas, las presiones, los derroches, la opulencia, el acarreo de personas en carros públicos y la asistencia de funcionarios municipales a votar, Anaís Parada perdió apenas por cinco votos en una circunscripción en la que se enfrentó al poder de Osmel Ramos. Ánimo Anaís, todos conocemos lo que vales, ellos con todo lo que tienen apenas sacaron cinco votos más que tú. Imagínate lo que les espera.
Diga usted señor alcalde para qué quería controlar los delegados al congreso fundacional y para qué sueña con controlar el Psuv porteño, si no es para imponer a alguien que dé continuidad a su “exitosa” gestión de gobierno, exitosa para usted únicamente. El resultado que arrojó el proceso del sábado es una pequeña muestra de lo que lo espera aguas adentro en el Psuv. Las máscaras ya no valen, están vencidas y por eso se cayeron. La sombra de la soledad sigue sobre usted.

lunes, 15 de octubre de 2007

Puerto Cabello no puede morir a pedazos


Por todos es conocido el descontrol que existe en todos los rincones de este municipio, respecto al tránsito de gandolas y camiones por vías urbanas, interurbanas y extraurbanas. Miles han sido los accidentes causados por la inobservancia de las normas para la circulación de vehículos y otros por la indolencia de algunos conductores que se sienten superdotados cuando van al frente de una de esas máquinas.
Además de la necesaria protección de la vida de los porteños que todos los días se sienten agobiados por las altas velocidades que alcanzan las gandolas y camiones a su paso por cualquier calle o avenida de Puerto Cabello, es urgente proteger la infraestructura pública, los bienes del municipio, que hasta ahora han caído en el olvido y descuido de quienes fueron investidos de autoridad para preservarlos.
Como lo he dicho en oportunidades anteriores, todas las calles, avenidas, caminos, veredas o autopistas que existen en este municipio están completamente destrozadas. Para nada han servido los llamados operativos de bacheo o las reconstrucciones de pavimento. Si logran tapar un hueco, los más pequeños normalmente, con el transcurrir de las semanas, o a veces días, éstos vuelven a aparecer ante la mirada insolente e irresponsable de las autoridades.
Reitero, basta con pasearse por las urbanizaciones Rancho Grande, Santa Cruz, San Esteban, Los Lanceros, Segrestaa, La Sorpresa, Libertad o centro de la ciudad, por decir algunos, para se constate el desastre, el caos, vial que vive Puerto Cabello. Huecos por todos lados, vías inservibles, colapsadas, destrozadas, vehículos dañados, y más, sin que hasta ahora salga alguien investido de autoridad a asumir su responsabilidad y decirle al pueblo que han fallado o más bien que han fracasado en su intento por “cuidar” a la ciudad.
Por otro lado, a cada instante se vive en nuestro municipio la indolencia de aquello que se suben a una gandola o un camión y se sienten que están destinados por Dios para atropellar a quien sea. Los ejemplos sobran: en la prolongación de la calle Puerto Cabello, en la zona de la Escuela de Molinería, los gandoleros hacen lo que les da la gana, se atraviesan, dan la vuelta en “U”, se estacionan en cualquier sitio de la vía y nadie les pone orden. Los alrededores de la estación de servicios Miranda los convirtieron en un estacionamiento público de gandolas, al igual que en las adyacencias de residencias Puerto Dorado, solo por citar dos zonas en las que las gandolas tienen luz verde para estacionarse o movilizarse a los antojos de sus conductores sin que haya alguien que los frene.
La Constitución Nacional es muy clara en su artículo 178, en su ordinal 2, cuando establece que es de la competencia del Municipio “la vialidad urbana; circulación y ordenación del tránsito de vehículos y personas en las vías municipales; servicios de transporte público urbano de pasajeros y pasajeras”.
La competencia está claramente establecida y la incompetencia también es evidente. En Puerto Cabello no hay política de mantenimiento y preservación de la vialidad urbana. Mucho menos hay respuestas a los reclamos del pueblo. Por ello, se hace necesario que alguna autoridad asuma la responsabilidad de hacer los correctivos que sean necesarios. Si lo hace el gobernador bienvenido sea. Nadie puede decir ahora que el estado no tiene competencia para emitir un decreto de regulación de paso de gandolas en Puerto Cabello, solamente por preservar un puesto burocrático o por continuar destruyendo a la ciudad. La incapacidad de quienes sí tienen ese deber es manifiesta pero eso no significa que Puerto Cabello tenga que morir a pedazos, como ellos quieren.
La ciudad sigue a la espera del decreto que emitirá el gobernador de Carabobo, Luis Felipe Acosta Carlez, referido al control de la circulación de vehículos pesados por todo el municipio porque se trata del único esfuerzo gubernamental que no solo remediará en parte la zozobra que vive Puerto Cabello con el paso de gandolas, sino que preservará la vida de todos quienes habitamos en esta tierra que se niega a morir.

lunes, 8 de octubre de 2007

Tienen la agenda vacía


Desde hace varios meses se discute en sectores políticos del gobierno, regional y local, lo atinente a la inversión del famoso 12,5% de los ingresos brutos del Instituto Puerto Autónomo de Puerto Cabello en la ciudad. Sobran los comentarios y consideraciones acerca de la pertinencia o no del aporte que debió recibir el municipio, por vía de la Ley General de Puertos, visto que el artículo que ordenaba ese aporte fue anulado por el Tribunal Supremo de Justicia.
La polémica que existe aún en la ciudad no se refiere ni a lo que se hará con esos recursos, ni lo que se ha dejado de hacer, ni mucho menos se dice en cómo cambiará la vida de los porteños con esas inversiones. Lo único que ha preocupado hasta ahora es el monto del dinero y la fecha para la transferencia de los recursos, mientras tanto que el municipio continúe hundido en el abandono, la innumerable cantidad de problemas y la miseria.
Nuestros gobernantes, unos y otros, se preocupan más por decir públicamente que necesitan los recursos del Ipapc, otros les dicen a las comunidades que nos los ayudan más porque le quitaron el dinero del puerto, otros por su parte dicen que sí están invirtiendo en Puerto Cabello y el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, mientras que unos pocos dicen tímidamente que tienen sus cuentas claras, pero la realidad que vive todo el municipio es otra.
Desde el punto de vista de la vialidad, calles, avenidas, caminos, autopistas, toda infraestructura por donde circulan vehículos está destruida. Basta pasearse, por ejemplo, por el final de la avenida Bolívar en la urbanización Rancho Grande para darse cuenta que las condiciones de las vías no le importa a nadie, o por la primera calle de Segrestaa frente a León Frenos, o por cualquier calle de El Milagro, La Sorpresa, Santa Cruz o Cumboto Dos, la destrucción es total.
Si hablamos de empleo el padecimiento es mayor. Además del ya archiconocido nivel de desempleo que existe en Puerto Cabello ahora se le suma la imposibilidad que tienen algunos trabajadores informales para entrar a los muelles porteños. Fueron expulsados como un coroto dejándoles frías en las manos el medio con el que se ganan el sustento diario de sus familias.
En materia de seguridad el caos es mayor. Altos índices de criminalidad, robos por todos lados, asaltos a mano armada a cualquier hora del día, estafas, todos los modelos criminales hacen de las suyas en nuestro municipio sin que las autoridades políticas hagan algo. Solo los cuerpos de seguridad y la Guardia Nacional dan respuesta al pueblo, los demás se quedan en reuniones improductivas o en declaraciones de funcionarios incapaces e incompetentes.
El problema habitacional también azota a los porteños. Ya son incontables las veces que han ofrecido viviendas, “soluciones habitacionales” tanto a las familias que vienen en zonas de alto riesgo como a aquellos que necesitan un techo donde vivir. Los proyectos van y vienen, mientras la gente sigue esperanzada en que algún día verán resuelto su problema.
Vialidad, empleo, seguridad, vivienda y salud, cuatro de los innumerables temas fundamentales de la realidad del venezolano, y en especial de los porteños, que deberían estar presentes en la agenda de todo gobernante que se precie de tener sensibilidad social. Para liderar la búsqueda de soluciones a esas vertientes no se necesita únicamente capacidad y competencia sino sentir la necesidad del pueblo. Cinco temas que no se resuelven con vociferar alegremente, como dementes, que necesitan los ingresos del Ipapc. Nadie puede esconderse bajo el manto de las “atribuciones legales”, ya se los dijo el mismo presidente Chávez el 12 de noviembre del 2004 cuando lanzó la llamada “nueva etapa de la revolución” y les advirtió: El primer deber de ustedes es atender la pobreza. Que no tengo Presupuesto. Bueno, y quién dijo que tú llegaste aquí para que pidas presupuesto todos los días. ¿Y si no hubiera dinero, si no tuviéramos petróleo? Renuncia entonces. Un líder verdadero tiene que definirse, buscar las mil maneras, irse a pescar al río él mismo con 20 más, a las 4 de la mañana todos los días para sacar lo que pueda y vender eso donde puedan, para recoger y hacer un fondo, irse por la sabana a ver. Mire, señor usted tiene 20 vacas, esa que está flaca, démela acá, yo la engordo, vamos a hacer un fondo comunal de vacas. Mira, tú, tienes 100 hectáreas, dame acá 2, chico, y empieza el pleito ahí todos los días, dame acá 2. “Soy el alcalde de aquí, necesito esas dos hectáreas.” “¿Para qué?” “Para que los que no tienen nada vengan a sembrar, y además necesito que me dejes ahí una semilla de maíz de esa que tienes ahí, vale.” Es una pelea con los pobres, una batalla por los pobres.

lunes, 1 de octubre de 2007

¿Por qué el desespero?



Totalmente desproporcionada ha sido la actuación del Concejo Municipal de Puerto Cabello en el caso de la adquisición de un edificio de apartamentos para transformarlo en uno de oficina. Una vez más reitero que el Ayuntamiento está en todo su derecho de adquirir una sede para ejercer sus funciones, aunque no me termino de convencer del valor de la transacción, pero es completamente criticable la forma como hace ejercer su autoridad en contra de los inquilinos del edificio.
En días pasados ocurrió un caso que raya en la vulgaridad, un atropello evidente no sólo a la privacidad que tenemos todos los ciudadanos que habitamos en este planeta, sino que se constituyó en un hecho que ligeramente pudo haberse catalogado como un robo, si no estuvieran sucediendo algunas situaciones.
Resulta que de manera sorpresiva a uno de los apartamentos del famoso edificio penetraron dos hombres que con llaves en mano comenzaron a hacer mediciones para las reparaciones que necesitan para convertir la sala, la cocina, las dos habitaciones, el baño y el patio en unas modernas oficinas.
Lo grave del asunto es que dentro de una de las habitaciones estaban descansando plácidamente, después del almuerzo, una familia que quedó aterrorizada al constatar que personas “extrañas” tienen las llaves del apartamento y que pueden entrar cuando quieran pues son funcionarios del Concejo Municipal y nuevos propietarios del edificio.
Afortunadamente el hecho fue subsanado con la explicación de los dos trabajadores, quienes por cierto también quedaron sorprendidos al ver que en el apartamento habían inquilinos. A quienes ordenaron a los trabajadores entrar a los apartamentos poco les interesó revisar el estado en que se encuentra el edificio, imaginemos por un instante qué hubiese pasado si en vez de estar durmiendo cualquiera de los integrantes de esa familia hubiese estado en el baño o si uno de los inquilinos portara un arma de fuego ¿qué hubiese pasado?
Esta actitud del Concejo Municipal de Puerto Cabello, o de quien haya dado la orden, viola flagrantemente lo estipulado en el artículo 20 del DECRETO CON RANGO Y FUERZA DE LEY DE ARRENDAMIENTOS INMOBILIARIOS el cual establece “Si durante la relación arrendaticia, por cualquier causa, el inmueble arrendado pasare a ser propiedad de una persona distinta del propietario-arrendador, el nuevo propietario estará obligado a respetar la relación arrendaticia en los mismos términos pactados, y las acciones relativas a la terminación de la relación arrendaticia sobre el inmueble sólo podrán tramitarse conforme a las disposiciones contenidas en el presente Decreto-Ley”.
Sigue resultando a todas luces increíble que el Concejo Municipal haya adquirido una edificación habilitada para viviendas para transformarla, usando el dinero del pueblo que muy bien pudiera invertirse en otra necesidad, y hacer uso de ella como un complejo de oficinas. Nadie puede creer que en Puerto Cabello no existan unas instalaciones que estén en capacidad de albergar las arduas tareas de los concejales, totalmente acondicionadas como oficinas, sin que tenga que mediar la conversión o transformación que ahora requieren.
Saquemos una cuenta, como se dice popularmente a vuelo de pájaro: si el edificio tiene cuatro pisos habitables y costó la bicoca de 1.600 millones de bolívares, eso significa que cada piso tiene un valor de 400 millones de bolívares, es decir, el local donde funciona una conocida venta de repuestos cuesta 400 millones de bolívares, al igual que la sala de fiestas que está en el tercer piso; mientras que cada uno de los cuatro apartamentos cuesta 200 millones de bolívares, puesto que hay dos por cada piso. ¡Imagínense el costo de esos apartamentos en Cumboto Norte o Sur! Esto sin hablar del famoso estacionamiento. Apenas caben cuatro o cinco carros pegaditos y el que entre de primero tiene que esperar que los demás salgan para poder salir porque no fue hecho para que entren los 12 carros que dice el presidente del Concejo.
Insisto, una vez más, para no herir susceptibilidades ni para que se tomen del cabello aquellos funcionarios con piel de gallina: si la compra es legal, si no hay nada que esconder, si todo está más claro que el agua, entonces ¿por qué razón no actúan por el camino legal? Lo lógico es que hubiesen comprado ese edificio, si es el que más les gusta, sin ningún inquilino y transformarlo como mejor les plazca, y en caso de haber inquilinos, como los hay, denle el plazo que ordena la ley para la desocupación, por qué el atropello, o mejor dicho: ¿Por qué el desespero? ¿Será que el tiempo los asfixia?

Powered By Blogger