viernes, 12 de febrero de 2010

Sólo el “cara a cara” dará la mayoría en la AN



Dibujado ya el panorama que tiene el sector democrático del país, frente al proceso de elecciones para renovar la Asamblea Nacional, toca ahora la tarea más importante, y titánica por su nivel de importancia: motivar y convencer al electorado.

Como lo he dicho en otras oportunidades, la elección del 26 de septiembre no puede tomarse como un comicio más de los que ya está acostumbrada Venezuela, sino que será un momento trascendental para enderezar el camino de la democracia, las libertades y la paz que todos anhelamos.

Por eso es necesario que cada quien que tenga aspiraciones, además de evaluar primeramente cuál es su real incidencia en el recolección de votos, debe estar consiente que no es un escenario para regodearse, ni protegerse, tras la fachada de una organización política, ni mucho menos quedarse achinchorrado en sus casas rezando para salir electos.

Cada uno de los aspirantes o pre candidatos debe entender que la lucha hay que librarla en las calles. Hay que recorrer todos los pueblos, barrios, urbanizaciones, fábricas, mercados, caseríos. Hasta el más apartado rincón del país debe recibir el mensaje de cambio que ofrece el bloque democrático venezolano.

De una vez por todas debe dejarse la comodidad de declarar cada dos días o semanalmente a los medios de comunicación pensando en que solo eso basta para alcanzar el éxito en septiembre. Es cierto que ayuda pero el trabajo tiene que ser abajo, con la gente, luchando para salir adelante pese a las necesidades, acompañándolos en sus reclamos y la búsqueda de justas reivindicaciones.

Ningún espacio geográfico en cada municipio puede quedarse sin ser visitado, pero no como caravana sino hablando con los habitantes, orientándolos, conversando y convenciéndolos de la reunificación que requiere este país para salir adelante con mística y mucho trabajo. Hay que hablar con los vecinos, de todos los colores y sectores, sin exclusiones ni ánimos de venganza, pero eso sí como mucho respeto porque a nadie se podrá convencer de cambiar de perspectiva si de entrada lo llamas loco, irresponsable o le endilgas cualquiera otra etiqueta.

El trabajo tiene que ser de campo y con argumentos, no utilizando los simplismos de otras campañas electorales que nunca llegaron realmente al oído del elector. De nada vale hacer grandes esfuerzos por lograr la unidad, por unificar criterios, si posteriormente sale al escenario el radicalismo que en nada ayuda a crecer sino que amalgama al bando que se quiere conquistar.

Nadie va a convencer, creo que ni siquiera a conversar, con un seguidor del oficialismo, si de entrada le entras a palos a su líder llamándolo como se le ocurra en ese momento. Precisamente de esa forma se le está haciendo el favor al oficialismo para que recupere terreno porque una de las cosas que hay que dejar bien clara, extremadamente clara, es que el 26 de septiembre no es una elección para sacar a Chávez del poder. Es un acto de votación que nos ayudará a rescatar sí el pluralismo en la Asamblea Nacional, el debate, la confrontación de ideas y, sí, es verdad que el resultado es vital para definir el modo como se gobernará al país de 2011 en adelante y eso por qué? Porque con una AN plural, que debata en vez de aplaudir, todas las leyes serán realmente analizadas y no como hasta ahora se ha hecho que el Presidente no ha terminado de decir una idea cuando los asambleístas ya la tienen transformada en ley.

La tarea es ardua pero debe hacerse. A la población hay que convencerla hablándole, lanzándole algunas premisas por los medios de comunicación pero el contacto directo, el cara a cara, es el trabajo que dará el mejor resultado a la hora de contabilizar los votos. Los que no quieran patear las calles, los flojos, que se queden detrás de un escritorio. La lucha por lograr la mayoría en la AN debe darse hablándole a cada uno de los votantes.
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