miércoles, 25 de noviembre de 2009

Necesitamos verdaderos parlamentarios


Definitivamente quedó establecida la fecha de las elecciones para renovar la Asamblea Nacional y cada bloque político ha anunciado el camino que seguirá para la escogencia de sus abanderados. Lógicamente que dependiendo de la democracia de su esencia será el procedimiento a seguir.

El Psuv no tiene problemas para la determinación de las candidaturas, allí funcionará lo que Jacqueline Farías dijo uva vez era “el dedo amoroso” de Chávez. En esa acera nadie va a hacer bulla porque saben que desde arriba le pasan el amolador. Como dijo el más grande del universo “muchos serán los llamados pero pocos serán los elegidos”. La dedocracia funcionará y nadie se atreverá a desobedecerla. Incluso, es casi seguro que el mejor de los candidatos, al no ser escogido, dirá que es el peor preparado. Todo para no desatar la furia del amo.

Del lado del sector democrático la cosa se complica un poco, a veces se dificulta, por varias razones. Veamos algunas:

1. La variedad de criterios: afortunadamente no existe un partido único, por el contrario, la multiplicidad de organizaciones políticas enriquece el debate de ideas y propuestas que van a recibir los venezolanos, al menos en este inicio de pre campaña. No hay un pensamiento único sino que cada quien aporta su conocimiento y dice lo que cree sin ninguna amenaza de caos.

2. No habrá tarjeta única: aunque defendida por muchos, lo más sano es que cada partido vaya con su tarjeta para que defienda su espacio político, evitar molestias en su militantes y además no hacerle el favor al oficialismo porque ir en tarjeta única sería radicalizar el proceso eleccionario, presentarlo en dos toletes, y ya tenemos experiencia de lo que ha sucedido en esos escenarios.

3. Los dos puntos anteriores nos llevan a que habrá multiplicidad de candidatos y es aquí donde se pueden presentar los inconvenientes. Obviamente que si estamos hablando de un hecho democrático todo aquel que tenga aspiraciones tiene el derecho de presentarla y defenderla. Derecho a que escuchen sus planteamientos y contrastarlos con los otros. Pero el problema radica en esas candidaturas “toderas”, en esos conspicuos personajes que no puede escuchar la palabra elecciones porque inmediatamente se lanzan, esos enredan la perspectiva.

Ya se han comenzado a asomar algunas personas que manifiestan sus deseos de sentarse en la Asamblea Nacional, pero la gran interrogante es Tienen oportunidad real de ganar? No se trata de llevar candidatos por llevar, como si en esas elecciones se va a escoger en qué vaso vamos a tomar agua, No. La importancia que tiene ese proceso radica en que es una oportunidad de oro para rescatar la democracia venezolana o para no dejar que se siga perdiendo la poca libertad que nos queda. No es una elección cualquiera, sino que se trata de la instancia constitucional que puede frenar desmanes o legalizar atrocidades.

Es por ello que se necesitan candidatos que verdaderamente garanticen la victoria. En este tiempo muchos hablan del descalabro de Chávez pero se va a cristalizar esa caída de popularidad si llevamos como candidatos a quienes solo piensan en su interés? Vamos a ganar con quienes a cada rato se están lanzando para luego desistir y negociar? Seguro que no.

Cada persona tiene que entender sus limitaciones, pero los votantes también debemos estar claros. No debemos permitir que las mismas figuras de siempre, los sempiternos candidatos, quienes han presentado aspiraciones en otrora y luego se retiran, sigan haciendo su juego que al final benefician al adversario.

Necesitamos nuevos liderazgos, que luchen por la gente, por la descentralización, la salud, educación, seguridad, que no anden buscando cuánto les queda, sino personas que trabajen al lado del vecino, escuchándolo y acompañándolos en sus luchas. Pero lo más importante de todo es que necesitamos verdaderos parlamentarios, que legislen, controlen y supervisen al gobierno.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Hasta cuándo piden sacrifico al pueblo?


Persiste en el país la preocupación por los constantes apagones que se producen a diario y sin horario como consecuencia de la crisis de generación de energía en las distintas plantas repartidas por el territorio nacional.

Muchas veces habíamos escuchado que la causa de las fallas, cuando no eran constantes, se debían a robo de cables, caída de líneas o inconvenientes en las torres de distribución. A todos nos llegaban comentarios que se trataba de problemas en la generación pero siempre el gobierno insistía en desmentirlo, incluso cuando se hablaba de racionamiento se atrevieron a decir que se trataba de campañas desestabilizadoras.

Hoy vemos que los rumores eran ciertos. Un día, como si se tratara de un caso normal y sin mayores consecuencias, el país conoce por boca de los trabajadores de la industria eléctrica que se procederá a racionar el suministro de electricidad en todos los pueblos, caseríos y ciudades de la geografía venezolana. El colmo es que el argumento ahora es el incremento de la demanda debido a las “comodidades” que ha logrado el pueblo en estos diez años de revolución.

Parecieran creer que los venezolanos no pensamos o nos creemos todos los cuentos que quieren echar. Por qué no hablan de la inversión que debieron haber realizado para repotenciar las plantas que generan la energía que necesita toda Venezuela? Por qué no dicen que fue lo que realmente pasó con la conversión a gas de las torres de Planta Centro que fueron ofrecidas, en su momento, como la gran solución para el sistema? Sólo dos preguntas que no encuentran respuestas.

Lo peor es que como por arte de magia pretenden solucionar el grave problema con la creación de un Ministerio. Habrase visto, más burocratismo para decir más mentiras. Si no pudieron solventar la crisis cambiándole el nombre a Cadafe por Corpoelec, van a poder creando una instancia nueva? Eso resolverá nada porque la falta de generación persistirá quién sabe hasta cuando.

Adicional a todas las mentiras que lanzan para tratar de tapar su incapacidad para atacar la crisis, se le pide a los venezolanos que consuman menos energía, le echan la culpa a los “oligarcas” y a los centros comerciales de quitarle la electricidad a los pobres. Y allí saltan más preguntas: Es que acaso se le va a pedir a los pobres, como el gobierno los llama, que apaguen las bombillas? Cuáles si es común ver en todas partes barrios enteros y urbanizaciones a oscuras para no entrar en el detalle de las fallas del alumbrado público? Y si los centros comerciales y los “ricos” son los culpables qué ha hecho el gobierno para llevar electricidad hasta los espacios más recónditos del país? Por qué no se ha ocupado de resolver el problema a los pobres para que vivan como los “oligarcas”?

Mientras al pueblo se le pide paciencia, resistencia, comprensión y austeridad el gobierno sigue derrochando dinero en la construcción de una planta termoeléctrica en Bolivia y regalándole turbinas de generación a Nicaragua. Oscuridad en la casa…

Es necesario que el gobierno central asuma de una vez por todas la responsabilidad que tiene en la crisis del sector eléctrico nacional. Basta de mentiras y de cargarle la responsabilidad a quienes a diario sufren las penurias de los apagones y ven cómo sus equipos electrodomésticos se queman como consecuencia de las fluctuaciones de voltaje. Cómo se le va a pedir a la gente que se amarre más el cinturón cuando ya no le queda carne para sostener los pantalones?
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