lunes, 12 de marzo de 2007

Los consejos comunales son para todos

Hay que perder el miedo. Dejar a un lado las diferencias políticas, ideológicas o de cualquier tipo para adentrarse en el mundo de la participación ciudadana, consagrada primero en la Constitución Nacional y ahora impulsada por el Quinto Motor Revolucionario propuesto por el presidente Hugo Chávez: La Explosión del Poder Comunal.

Cuando hablo de “miedo” me refiero al escepticismo que existe en algunos sectores de la población venezolana en lo que se refiere a integrarse o no a los Consejos Comunales, eslabón primordial del proceso participativo y que tiene una gran importancia en materia de crecimiento, desarrollo y consolidación no solo de los sectores en lo que tienen competencia, sino también en las zonas de influencia.

De acuerdo a la ley que los regula, los consejos comunales “son instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades…”.

Como bien lo señala, son espacios abiertos a todos los sectores sociales interesados en buscar salidas, soluciones, a los problemas que atraviesan sus comunidades y también en el crecimiento del sector donde residen. El único requisito exigible para integrar un consejo comunal no es el carné político o determinada militancia partidista, por el contrario la motivación de la participación comunal debe ser la preocupación por el modo de vida de sus vecinos, disposición a trabajar en la búsqueda de soluciones, capacidad de trabajo y amplitud de tiempo.

El segundo temor (también convertido en crítica) que se le tiene a los consejos comunales es en cuanto a la capacidad de sus integrantes. Esta tendencia tiene dos vertientes para analizar. En primer lugar, todo ser humano, hombre o mujer, tiene capacidad intelectual para realizar un trabajo, absolutamente todos. Engaña aquel que señala que el trabajo comunitario está destinado para personas de mínima preparación educativa. Igual miente la persona que dice que por su posición económica o profesional no puede realizar algún trabajo o que simplemente todas las labores están reservadas a los profesionales. Cada uno de nosotros conoce el alcance de su talento, sabe perfectamente lo que es capaz de hacer o no hacer. Pero para el trabajo comunitario lo que sí hay que tener es VOLUNTAD.

En segundo lugar, por ser un espacio amplísimo para la participación, cualquier integrante de nuestra sociedad (profesional, obrero, empleado, estudiante, etc.) puede incorporarse a los comités de trabajo que componen un consejo comunal: salud, tierra urbana o rural, vivienda y hábitat, protección e igualdad social, economía popular, cultura, seguridad integral, comunicación e información, recreación y deportes, alimentación, servicios, mesas técnicas de agua, energía y gas.

Quién ha dicho que un médico no puede formar parte de un consejo comunal si su área de trabajo es la salud y precisamente existe un comité que trata esa materia y otro de alimentación. Los abogados también tienen su espacio en los comités de tierra urbana, protección o el de seguridad integral. Los economistas pueden perfectamente trabajar en el área de economía popular o el banco comunal; los contadores públicos en la contraloría social o el banco comunal; los periodistas, locutores y trabajadores de medios en el comité de comunicación e información; en fin, todas las profesiones, aptitudes, talentos, pueden estar representados en un consejo comunal. Sólo hace falta tener VOLUNTAD para trabajar en pro de la comunidad.
Aquellos que critican a priori a los consejos comunales con el vago argumento de “esa gente no están preparadas para eso”, son algunos profesionales universitarios y otros no profesionales pero sí con mucho talento que tienen una característica común: Ni tienen voluntad ni quieren trabajar a favor de sus vecinos.

Toda persona que esté interesada o preocupada por el futuro de su comunidad debe incorporarse a los consejos comunales, a hacer propuestas, a adelantar trabajos, a hacer críticas oportunas, a trabajar. La multiplicidad de criterios, convicciones, talentos y profesiones es una garantía de transparencia y de correcto funcionamiento de esa instancia, características vitales cuando desde el Gobierno nacional se impulsa la idea de que los consejos comunales no se queden en obras de Bs. 30 millones sino que trasciendan muchos espacios.
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