viernes, 20 de febrero de 2009

La oposición está obligada a renovarse


El resultado del referéndum realizado el sábado 15 de febrero deja claros y evidentes mensajes para las partes que se disputaron la preferencia del electorado. Recomendaciones que si no son entendidas o no son tomadas en cuenta pueden llevarlos directamente al olvido de las comunidades.



En el sector de la oposición es prioritario que además de entrar en un proceso de reflexión y análisis de las cifras procedan lo antes posible a la tarea de la renovación. Los números obtenidos dejan al descubierto que el mensaje que se empleó para captar votos no fue el mejor o lo que es más grave: no logró cautivar a quienes están en el amplísimo mundo de los llamados Ni-Ni.

La renovación debe ser real, sincera, sin trampas ni maquillajes. El discurso aquel de reiterar las fórmulas que otrora sirvieron para ganar o las posturas que antes dieron frutos no son suficientes para incrementar los niveles de aceptación.

Debe emplearse un discurso claro, convincente, que tome en cuenta el sentimiento de las personas, que esté a la altura del momento político que se viva, que logre despertar en el hombre o la mujer el interés de expresarse políticamente, por intermedio del voto, o ir más allá: conseguir unir al pueblo a la militancia política partidista.


La innovación en el mensaje necesariamente va unida al relevo de buena parte de su dirigencia. En el caso de Puerto Cabello, salvo los liderazgos convincentes, definidos y probados de Ylidio Abreu (Un Nuevo Tiempo) y Deyalitza Aray (Proyecto Venezuela), no hay en la oposición otro u otros dirigentes que puedan mover masas o ganar adeptos para canalizarlos a las mesas de votación.

Pese a los grandes esfuerzos que han hecho para implantar un nuevo modelo de gestión política – partidista, Aray y Abreu lucen solos a la hora de distribuir las responsabilidades del factor llamado a dar grandes pasos para arraigarse en la mentalidad de los votantes.

Todas las gestiones no pueden caer sobre sus espaldas, ni son los únicos responsables de darle vida o movilidad a la oposición. Cada dirigente debe ser capaz de sopesar sus fortalezas y debilidades para saber cuál es el camino que debe seguir y no empecinarse en liderar espacios que cada vez más se les muestran esquivos.

Prueba de ello es que, en Puerto Cabello, la opción del Presidente Chávez ha visto disminuir su caudal de votos, si se compara los resultados de las elecciones 2006 y el referéndum 2009. Pero, esos votos que se "movieron" no han sido ganados por los adversarios del proyecto chavista y más bien, al analizar comparativamente los números, esos votos parecieran estar perdidos en algún rincón de la ciudad sin ser descubiertos por la dirigencia.


Fríamente pudiéramos decir que una vez sufragaron por Chávez, no lo acompañaron en la Reforma Constitucional 2007, tampoco en la Enmienda 2009, pero no votaron en su contra ni fueron cautivados por la oposición. Y esto tiene una sola justificación: no se sienten representados por las ideas (mensajes) ni por el cuadro que dirige los partidos adversos al primer mandatario.

Propuestas, nuevos pensamientos, soluciones, asesorías, guías, promotores, nuevas caras, líderes, eso es lo que está buscando ese sector mayoritario de la población que actualmente rehúye la participación política y no se interesa por votar en los momentos claves. Hacia ellos debe centrarse el trabajo de los partidos, con ideas que aglutinen y fomenten la participación.
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