lunes, 17 de septiembre de 2007

… te veo venir soledad


Definitivamente parecen insalvables las diferencias o el distanciamiento que existe entre las máximas autoridades políticas y civiles de nuestro municipio y el estado Carabobo. Diferencias surgidas de los trasnochos de algunos funcionarios que convencieron al alcalde Osmel Ramos de la supuesta conveniencia de enfrentar a Acosta Carles para congraciarse con el presidente Chávez, pero que en realidad resultó una estafa en la que cayó, no sé si inocentemente, el mandatario local.
Desde hace varias semanas he venido diciendo que el alcalde se equivocó cuando se comió los cuentos que le metieron acerca de la conveniencia de enfrentarse al mandatario regional. No se trata de favoritismo hacia un lado, sino que viendo el escenario político-electoral del chavismo porteño, en el que Ramos plantea erigir a su esposa, Fanny Rendón, como candidata a sustituirlo era obvio que no era prudente abrir batalla contra nadie dentro del espectro oficialista, menos aún con quien lidera la conformación al PSUV, aunque no quieran aceptarlo.
La pelea de Ramos debió haber sido hacia afuera, hacia la oposición, buscando encumbrarse con una de las tendencias que lideran el ambiente político, pero lamentablemente, insisto, cayó en la trampa que le pusieron dentro de su mismo gobierno para que le buscara pelea al gobernador exponiendo como pretexto las obras que se ejecutan en Puerto Cabello y la supuesta no llegada a las arcas municipales del 12.5% de los ingresos del Ipapc, única preocupación de las autoridades locales. Sin embargo, la verdadera causa de la diatriba está en la candidatura de Xiomara Luna, ficha archiconocida de Acosta Carles y dirigente a quien nunca ha pasado Osmel Ramos desde antes de su reelección.
En medio de ese zaperoco y de las risas fanáticas de cuando se inició el enfrentamiento, muchos personajes del gobierno local también cayeron en la trampa con Osmel. Es preciso recordar la pelea que protagonizó el concejal Orlando Rodríguez por los apartamentos de Boca de Lobo y el expediente administrativo ambiental que el presidente de Iamproam, José Parada, dijo que abrió contra el gobernador y Castro Duno. Si hoy se busca el “estado en que se encuentran” ambos casos sabremos entonces que una voz de “ultratumba” les ordenó que se quedaran quietos porque ahora debían buscar una reconciliación con el gobernador luego que este recibiera un espaldarazo del mismísimo Chávez. En otras palabras: los animaron a pelear, a Parada y Rodríguez, y cuando estos regresaban a la esquina para buscar más aliento no encontraron a nadie, los negaron como hizo Pedro con Jesús.
Ahora iniciaron nuevamente la reconquista de Acosta Carles con el falaz argumento de que Salas Römer manda más en Puerto Cabello que el actual mandatario regional y que desde la alcaldía se levantará una legión de revolucionarios para impedir su caída. Otra mentira más porque en el medio de la maquillada defensa vuelve a recordarse el 12.5% del Ipapc que quieren que se los entreguen antes de finalizar la gestión del gobierno final. Por alguna razón será.
Pero para vergüenza de algunos el gobernador detectó la jugada política y mentirosa por lo que de inmediato marcó distancia, nuevamente, de la gestión administrativa de Osmel Ramos y desde el Mega Mercal realizado este fin de semana en la avenida Lebrum le dio la estocada final que como a los toros lo deja agonizante. Acosta Carles, experto en estrategias, sabe y está consiente de que su candidata no puede exponerse ante el electorado porteño como la sucesora de Osmel Ramos ni mucho menos como representante de la continuidad de este gobierno. Por el contrario, la ruta electoral de Luna es en contra de esta gestión, aglutinando a todo aquel que le preocupe el estado en que se encuentra Puerto Cabello pero sobre todo a los chavistas molestos y cansados del gobierno de Ramos.
Algunos funcionarios del gobierno de Osmel Ramos conocen esta realidad y saben lo que les bien encima, por eso buscan afanosamente un acercamiento con Acosta Carles para que los apadrine con Luna, olvidando aquello que tanto pregona el presidente Chávez: …por más que te tongonees se te ve el bojote. Ramos casó una pelea muy mala y como era de esperarse la perdió. Ahora no le queda más que comenzar a recoger sus cachivaches y esperar la entrega del poder, mientras negocia la no apertura de investigaciones a su gestión. En la alcaldía comienza a sonar la canción de Franco de Vita: …te veo venir soledad.

¿Quién lo invitó?



Completamente inoportuna quedó la compra de una edificación por parte del Concejo Municipal de Puerto Cabello para el funcionamiento de sus actividades administrativas, teniendo la ciudad y sus habitantes otras necesidades que deben ser atacadas o resultas de manera rápida, como lo hicieron con esa adquisición.
Es cierto que lo cuestionable no es la transacción, ni las dimensiones del edificio ni la comisión que le correspondió al intermediario en la negociación, hasta ahora todo ese proceso ha sido legal; lo inoportuno fue la dedicación que le pusieron a esa compra frente a otros temas, incluso de mayor importancia para la ciudad.
Sin embargo, revisando todo el tema pudiéramos hacer algunas consideraciones al respecto y que sería muy valioso e importante escuchar las argumentaciones de los ilustres ediles a este respecto.
Es verdad que ocho de los nueve concejales aprobaron una partida presupuestaria de 1.6 millardos de bolívares para la compra de “terreno o edificación” para la nueva sede del Concejo Municipal de Puerto Cabello, pero no creo que necesariamente debieron gastarse todo ese dinero, pudieron haber buscado o encontrado una infraestructura con un valor menor y así ahorrarle un dinero al Fisco Municipal.
Por otro lado, haciendo un ejercicio mental, algunos de los ediles pudiera explicarnos lo que habría pasado, o puede pasar, si aparece un edificio en mejores condiciones o un centro comercial con un costo menor al edificio que compraron, al menos 100 millones de bolívares menos. ¿Pudo haberse comprado el más económico?
Escuché la intervención del presidente del Concejo Municipal, Fernando Arévalo, en un programa de radio defendiendo la negociación. Insistimos que hasta ahora no se habla de nada ilegal, ni fraudulento, pero creo que en sus declaraciones Arévalo dejó ver algunas costuras: Aunque los concejales aprobaron la partida presupuestaria y le encomendaron esa misión de comprar una sede, se dejó ver que no fueron consultados, ni siquiera por decencia ni les fue informado de la negociación que se estaba realizando. Es decir, fue un procedimiento unilateral, amparado en el mandato que le dieron sus colegas. ¿Qué pasaría si los concejales dicen: es verdad aprobamos la partida pero no estamos de acuerdo con la compra?
En ese momento el presidente del Concejo Municipal no conocía cuántos metros de terreno y de construcción tiene el edificio que compraron con el dinero del pueblo, siendo que todo el mundo cuando va a comprar una casa, un apartamento o un local comercial lo primero que pregunta y calcula son los metros de terreno y de construcción al menos para saber dónde se va a meter.
Otro detalle es la capacidad de estacionamiento que tiene el edificio: de acuerdo a lo que me han hecho saber solo puede albergar a seis automóviles, Arévalo dice que pueden estacionarse una docena otros dicen que nueva carros, lo cierto que si damos por cierto lo que dice el presidente del Concejo es evidente que sólo pensaron en los concejales y algunos funcionarios, mientras que al soberano se quedó mirando lejos para estacionar en una sede NUEVA.
Uno de los aspectos que debiera debatirse es el siguiente: cuál fue el criterio que utilizó el ex alcalde Ricardo Dao para instalar algunas dependencias administrativas de la naciente alcaldía fuera del Palacio Municipal. Más allá de la capacidad, un hecho similar se produjo en Morón donde el Concejo Municipal sigue trabajando en la misma sede y fue la alcaldía la que buscó una nueva, hecho que se produjo mucho antes de la autonomía funcional y financiera que lograron los concejos municipales con la Ley del Poder Público Municipal. Entonces, qué funcionó primero en el Palacio Municipal de Puerto Cabello: el concejo municipal o la alcaldía? Y como la respuesta es evidente. ¿Por qué no fue la alcaldía la que buscó nueva sede, siendo que la mayoría de sus dependencias no están frente a la Plaza Bolívar? ¿A quién le tuvieron miedo?
Respecto a la comisión del intermediario para nada es ilegal, todos sabemos que en las negociaciones inmobiliarias al corredor le corresponde una comisión, unas veces la paga el comprador otras veces la paga el vendedor, lo interesante en este caso es saber cómo se logró la coincidencia de “el hambre y la comida”. Cómo supo el corredor que el Concejo estaba interesado en una nueva sede y cómo detectó que ese edificio estaba en venta. O, ¿quién lo invitó a que hiciera el papel de corredor inmobiliario?
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