lunes, 17 de septiembre de 2007

¿Quién lo invitó?



Completamente inoportuna quedó la compra de una edificación por parte del Concejo Municipal de Puerto Cabello para el funcionamiento de sus actividades administrativas, teniendo la ciudad y sus habitantes otras necesidades que deben ser atacadas o resultas de manera rápida, como lo hicieron con esa adquisición.
Es cierto que lo cuestionable no es la transacción, ni las dimensiones del edificio ni la comisión que le correspondió al intermediario en la negociación, hasta ahora todo ese proceso ha sido legal; lo inoportuno fue la dedicación que le pusieron a esa compra frente a otros temas, incluso de mayor importancia para la ciudad.
Sin embargo, revisando todo el tema pudiéramos hacer algunas consideraciones al respecto y que sería muy valioso e importante escuchar las argumentaciones de los ilustres ediles a este respecto.
Es verdad que ocho de los nueve concejales aprobaron una partida presupuestaria de 1.6 millardos de bolívares para la compra de “terreno o edificación” para la nueva sede del Concejo Municipal de Puerto Cabello, pero no creo que necesariamente debieron gastarse todo ese dinero, pudieron haber buscado o encontrado una infraestructura con un valor menor y así ahorrarle un dinero al Fisco Municipal.
Por otro lado, haciendo un ejercicio mental, algunos de los ediles pudiera explicarnos lo que habría pasado, o puede pasar, si aparece un edificio en mejores condiciones o un centro comercial con un costo menor al edificio que compraron, al menos 100 millones de bolívares menos. ¿Pudo haberse comprado el más económico?
Escuché la intervención del presidente del Concejo Municipal, Fernando Arévalo, en un programa de radio defendiendo la negociación. Insistimos que hasta ahora no se habla de nada ilegal, ni fraudulento, pero creo que en sus declaraciones Arévalo dejó ver algunas costuras: Aunque los concejales aprobaron la partida presupuestaria y le encomendaron esa misión de comprar una sede, se dejó ver que no fueron consultados, ni siquiera por decencia ni les fue informado de la negociación que se estaba realizando. Es decir, fue un procedimiento unilateral, amparado en el mandato que le dieron sus colegas. ¿Qué pasaría si los concejales dicen: es verdad aprobamos la partida pero no estamos de acuerdo con la compra?
En ese momento el presidente del Concejo Municipal no conocía cuántos metros de terreno y de construcción tiene el edificio que compraron con el dinero del pueblo, siendo que todo el mundo cuando va a comprar una casa, un apartamento o un local comercial lo primero que pregunta y calcula son los metros de terreno y de construcción al menos para saber dónde se va a meter.
Otro detalle es la capacidad de estacionamiento que tiene el edificio: de acuerdo a lo que me han hecho saber solo puede albergar a seis automóviles, Arévalo dice que pueden estacionarse una docena otros dicen que nueva carros, lo cierto que si damos por cierto lo que dice el presidente del Concejo es evidente que sólo pensaron en los concejales y algunos funcionarios, mientras que al soberano se quedó mirando lejos para estacionar en una sede NUEVA.
Uno de los aspectos que debiera debatirse es el siguiente: cuál fue el criterio que utilizó el ex alcalde Ricardo Dao para instalar algunas dependencias administrativas de la naciente alcaldía fuera del Palacio Municipal. Más allá de la capacidad, un hecho similar se produjo en Morón donde el Concejo Municipal sigue trabajando en la misma sede y fue la alcaldía la que buscó una nueva, hecho que se produjo mucho antes de la autonomía funcional y financiera que lograron los concejos municipales con la Ley del Poder Público Municipal. Entonces, qué funcionó primero en el Palacio Municipal de Puerto Cabello: el concejo municipal o la alcaldía? Y como la respuesta es evidente. ¿Por qué no fue la alcaldía la que buscó nueva sede, siendo que la mayoría de sus dependencias no están frente a la Plaza Bolívar? ¿A quién le tuvieron miedo?
Respecto a la comisión del intermediario para nada es ilegal, todos sabemos que en las negociaciones inmobiliarias al corredor le corresponde una comisión, unas veces la paga el comprador otras veces la paga el vendedor, lo interesante en este caso es saber cómo se logró la coincidencia de “el hambre y la comida”. Cómo supo el corredor que el Concejo estaba interesado en una nueva sede y cómo detectó que ese edificio estaba en venta. O, ¿quién lo invitó a que hiciera el papel de corredor inmobiliario?

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