martes, 29 de septiembre de 2009

¿Un buen profesor?


El mundo político local se ha visto convulsionado, recientemente, por las actuaciones y decisiones que se tomaron en el Concejo Municipal de Puerto Cabello para dirimir las diferencias que existen en el seno del Partido Socialista Unido de Venezuela.


Desde hace algún tiempo, una parte de la fracción oficialista venía cuestionando la forma y la fecha en que se escogía la junta directiva de ese ente parlamentario, así como criticaba los nombres que integraban el órgano director. Sin embargo, esas diferencias no pasaban a más y siempre se hizo presente la concordia en el debate para lograr acuerdos que permitieran, ahora vemos, correr la arruga.


Hace poco más de dos meses las aguas volvieron a agitarse, esta vez impulsadas por la jubilación del contralor que estaba en funciones, ocasionando que se juramentara una nueva directiva del Ayuntamiento, hecho que causó desavenencias, aprehensiones, actuaciones policiales y uno que otro incidente de alteración del orden público.


El tiempo ha transcurrido entre reconocimiento a la nueva directiva, reacomodos para una vieja mayoría que pretende presentarse con cara nueva, intentando esconder la “cirugía plástica” a la que fue sometida, renuncias, designaciones y obstrucciones. Aún no han llegado al reparto burocrático.


En todo este debate ha brillado por su ausencia los problemas de las comunidades. Las fallas de los servicios públicos, apagones, acumulación de basura, inseguridad, desempleo, falta de agua, alumbrado público, transporte público, alzas de precios, estado de las escuelas, AH1N1, merma del movimiento portuario, despidos de Bolipuertos, tomas de las almacenadoras, reducción presupuestaria, merma de ingresos públicos, nada de esto ha motivado el contraste de ideas entre los ediles; únicamente han estado pendientes del conflicto interno del partido de gobierno.


Ninguno de los concejales se ha ido a las barriadas populares, ni a las urbanizaciones, a explicarles a los vecinos por qué no están debatiendo sus problemas ni cómo piensan resolverlos. Sencillamente guardan silencio ante las necesidades de las comunidades, es una realidad que nadie puede negar, a menos que sea por algún interés político electoral.


Allí está la respuesta a la interrogante que a muchos carcome: Por qué el pueblo porteño no “sintió” como suyo el problema que confrontó el Concejo Municipal. Pero, dentro del seno del Concejo se mueven otros temas que más pronto que tarde “probará” la resistencia de la nueva directiva.


Desde el periodo edilicio anterior el concejal José Noé Reyes ha sido un feroz crítico de la actuación floja de algunos concejales que en su haber no tienen ninguna productividad parlamentaria. No han sido pocas las críticas que ha recibido Reyes por sus probadas revelaciones de la existencia de ediles que sólo se interesan en asistir a las sesiones ordinarias y solemnes, olvidándose que el trabajo parlamentario se basa en la elaboración, discusión y aprobación de Ordenanzas y, dejando caer en un saco roto el trabajo que deben realizar en las comisiones permanentes.


Más de uno ha visto con malos ojos al actual presidente del Concejo Municipal porteño luego que hiciera público el record de inasistencia e improductividad de algunos de sus colegas ediles. Bastará hacer seguimiento minucioso al desempeño de Noé Reyes para saber si se atreve a exigir mayor productividad a sus dirigidos o por el contrario si se les une al combo y deja que las cosas continúen sin rumbo y sin freno. La posición es comprometedora, antes hacía severas criticas, basado en su arduo trabajo al frente de la comisión de Legislación, pero no tenía responsabilidad de dirección. Ahora tiene la sartén por el mango. Esperemos a ver si hace el papel del buen profesor y si sus alumnos le hacen caso.
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