lunes, 6 de agosto de 2007

Verdugo no pide perdón

Dice el refranero popular que cuando una persona está acostumbrada a golpear, a diestra y siniestra, no puede esperar que le respondan con flores, cuando le corresponda recibir algunos del os golpes que ha propinado, es decir, Verdugo no pide perdón.
Ese sabio dicho viene como anillo al dedo ante la reciente disputa pública sostenida por el alcalde Osmel Ramos, contra el gobernador Acosta Carles por el manejo de los recursos que debería aportar el Instituto Puerto Autónomo de Puerto Cabello al gobierno municipal para ser utilizado en la ejecución de obras y servicios públicos. Es bueno advertir que esa obligación fue eliminada cuando el TSJ suspendió los efectos del artículo 51 de la Ley General de Puertos.
Sin embargo, se ha mantenido la polémica entre ambos niveles de gobiernos, llegando incluso en las últimas semanas a señalamientos que dejan en entredicho la actuación revolucionaria del actual inquilino de Capitolio.
Dijo el alcalde Ramos, en las tablas del Teatro Municipal antes de iniciarse la sesión solemne del Concejo Municipal con motivo del aniversario del Día de la Armada y Natalicio del Libertador, que la gestión portuaria de Acosta Carles es similar a la ejecutada por los dos Salas Römer y por ello se le oponía. Recuerdo claramente que el mandatario local dijo que los recursos que debió invertir el Ipapc en Puerto Cabello “jamás llegaron”, arrojando una sombra de duda al contenido de su informe de gestión cuando señala recursos manejados por Fonporis, precisamente el instituto creado por el Municipio para administrar el dinero transferido por el Ipapc.
La emoción del alcalde, por el nuevo enfrentamiento con el gobernador, llegó a tanto que avaló irrestrictamente los señalamientos hechos por el concejal Orlando Rodríguez referidos a la supuesta entrega de los apartamentos de Boca de Lobo a trabajadores y amigos de Funbas.
Pero esa alegría duró poco porque a los pocos días el Presidente Chávez vino a Carabobo a iniciar las casas que patrocina Pequiven y le dio un espaldarazo enorme a Acosta Carles, diciendo que es su “hijo político”, contando cómo fue designado candidato a la Gobernación en contra de algunas tendencias y aseguró que la revolución avanza en Carabobo con el actual mandatario regional.
Delante del fervoroso pronunciamiento de Chávez los ataques hechos por el alcalde Ramos a Acosta Carles quedaron como “extemporáneos”, por decir lo más decente. Realmente esos ataques dejaron ver las costuras del vestido revolucionario de Ramos pues había planteado una pelea nada más y nada menos que con el “hijo de Chávez”, o lo que es lo mismo “quedó como pajarito en grama”.
El desbocado discurso del alcalde, en el Teatro Municipal, ratifica que está muy mal asesorado en materia de tácticas políticas porque la persona que le recomendó enfrentarse a Acosta Carles con el argumento de que no es querido por Chávez lo lanzó por un barranco y lo dejó solo. Pese a que dentro del chavismo Osmel es reconocido por su prudencia y cálculos políticos, esta vez quedó desnudo en medio del escenario al plantear una disputa con alguien extremadamente cercano al Presidente creyendo que el habitante de Miraflores lo detesta.
Pero más sorprendente que esa falla estratégica es leer que ahora Ramos exige canales de comunicación con Acosta Carles y le promete estar dispuesto al diálogo sin caer en peleas estériles. Tamaña sorpresa debió haberse llevado al comparar sus apreciaciones respecto a Acosta Carles con las aseveraciones del primer mandatario nacional. Tanto que ahora quiere revivirlo, después que lo mató quiere que respire, ¿que tal? Otra demostración más de la improvisación. Con todo respeto señor alcalde pero usted no debería estar pidiendo esos diálogos cuando lo que ha dado es palo parejo. Si asumió la posición de enfrentar a Acosta Carles debe mantenerse firme, reclame y regañe al supuesto asesor que en todo caso lo estafó vilmente, pero llegue dignamente hasta el final, pase lo que pase. No olvide el otro refrán popular: Verdugo no pide perdón.
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