miércoles, 25 de noviembre de 2009

Necesitamos verdaderos parlamentarios


Definitivamente quedó establecida la fecha de las elecciones para renovar la Asamblea Nacional y cada bloque político ha anunciado el camino que seguirá para la escogencia de sus abanderados. Lógicamente que dependiendo de la democracia de su esencia será el procedimiento a seguir.

El Psuv no tiene problemas para la determinación de las candidaturas, allí funcionará lo que Jacqueline Farías dijo uva vez era “el dedo amoroso” de Chávez. En esa acera nadie va a hacer bulla porque saben que desde arriba le pasan el amolador. Como dijo el más grande del universo “muchos serán los llamados pero pocos serán los elegidos”. La dedocracia funcionará y nadie se atreverá a desobedecerla. Incluso, es casi seguro que el mejor de los candidatos, al no ser escogido, dirá que es el peor preparado. Todo para no desatar la furia del amo.

Del lado del sector democrático la cosa se complica un poco, a veces se dificulta, por varias razones. Veamos algunas:

1. La variedad de criterios: afortunadamente no existe un partido único, por el contrario, la multiplicidad de organizaciones políticas enriquece el debate de ideas y propuestas que van a recibir los venezolanos, al menos en este inicio de pre campaña. No hay un pensamiento único sino que cada quien aporta su conocimiento y dice lo que cree sin ninguna amenaza de caos.

2. No habrá tarjeta única: aunque defendida por muchos, lo más sano es que cada partido vaya con su tarjeta para que defienda su espacio político, evitar molestias en su militantes y además no hacerle el favor al oficialismo porque ir en tarjeta única sería radicalizar el proceso eleccionario, presentarlo en dos toletes, y ya tenemos experiencia de lo que ha sucedido en esos escenarios.

3. Los dos puntos anteriores nos llevan a que habrá multiplicidad de candidatos y es aquí donde se pueden presentar los inconvenientes. Obviamente que si estamos hablando de un hecho democrático todo aquel que tenga aspiraciones tiene el derecho de presentarla y defenderla. Derecho a que escuchen sus planteamientos y contrastarlos con los otros. Pero el problema radica en esas candidaturas “toderas”, en esos conspicuos personajes que no puede escuchar la palabra elecciones porque inmediatamente se lanzan, esos enredan la perspectiva.

Ya se han comenzado a asomar algunas personas que manifiestan sus deseos de sentarse en la Asamblea Nacional, pero la gran interrogante es Tienen oportunidad real de ganar? No se trata de llevar candidatos por llevar, como si en esas elecciones se va a escoger en qué vaso vamos a tomar agua, No. La importancia que tiene ese proceso radica en que es una oportunidad de oro para rescatar la democracia venezolana o para no dejar que se siga perdiendo la poca libertad que nos queda. No es una elección cualquiera, sino que se trata de la instancia constitucional que puede frenar desmanes o legalizar atrocidades.

Es por ello que se necesitan candidatos que verdaderamente garanticen la victoria. En este tiempo muchos hablan del descalabro de Chávez pero se va a cristalizar esa caída de popularidad si llevamos como candidatos a quienes solo piensan en su interés? Vamos a ganar con quienes a cada rato se están lanzando para luego desistir y negociar? Seguro que no.

Cada persona tiene que entender sus limitaciones, pero los votantes también debemos estar claros. No debemos permitir que las mismas figuras de siempre, los sempiternos candidatos, quienes han presentado aspiraciones en otrora y luego se retiran, sigan haciendo su juego que al final benefician al adversario.

Necesitamos nuevos liderazgos, que luchen por la gente, por la descentralización, la salud, educación, seguridad, que no anden buscando cuánto les queda, sino personas que trabajen al lado del vecino, escuchándolo y acompañándolos en sus luchas. Pero lo más importante de todo es que necesitamos verdaderos parlamentarios, que legislen, controlen y supervisen al gobierno.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Hasta cuándo piden sacrifico al pueblo?


Persiste en el país la preocupación por los constantes apagones que se producen a diario y sin horario como consecuencia de la crisis de generación de energía en las distintas plantas repartidas por el territorio nacional.

Muchas veces habíamos escuchado que la causa de las fallas, cuando no eran constantes, se debían a robo de cables, caída de líneas o inconvenientes en las torres de distribución. A todos nos llegaban comentarios que se trataba de problemas en la generación pero siempre el gobierno insistía en desmentirlo, incluso cuando se hablaba de racionamiento se atrevieron a decir que se trataba de campañas desestabilizadoras.

Hoy vemos que los rumores eran ciertos. Un día, como si se tratara de un caso normal y sin mayores consecuencias, el país conoce por boca de los trabajadores de la industria eléctrica que se procederá a racionar el suministro de electricidad en todos los pueblos, caseríos y ciudades de la geografía venezolana. El colmo es que el argumento ahora es el incremento de la demanda debido a las “comodidades” que ha logrado el pueblo en estos diez años de revolución.

Parecieran creer que los venezolanos no pensamos o nos creemos todos los cuentos que quieren echar. Por qué no hablan de la inversión que debieron haber realizado para repotenciar las plantas que generan la energía que necesita toda Venezuela? Por qué no dicen que fue lo que realmente pasó con la conversión a gas de las torres de Planta Centro que fueron ofrecidas, en su momento, como la gran solución para el sistema? Sólo dos preguntas que no encuentran respuestas.

Lo peor es que como por arte de magia pretenden solucionar el grave problema con la creación de un Ministerio. Habrase visto, más burocratismo para decir más mentiras. Si no pudieron solventar la crisis cambiándole el nombre a Cadafe por Corpoelec, van a poder creando una instancia nueva? Eso resolverá nada porque la falta de generación persistirá quién sabe hasta cuando.

Adicional a todas las mentiras que lanzan para tratar de tapar su incapacidad para atacar la crisis, se le pide a los venezolanos que consuman menos energía, le echan la culpa a los “oligarcas” y a los centros comerciales de quitarle la electricidad a los pobres. Y allí saltan más preguntas: Es que acaso se le va a pedir a los pobres, como el gobierno los llama, que apaguen las bombillas? Cuáles si es común ver en todas partes barrios enteros y urbanizaciones a oscuras para no entrar en el detalle de las fallas del alumbrado público? Y si los centros comerciales y los “ricos” son los culpables qué ha hecho el gobierno para llevar electricidad hasta los espacios más recónditos del país? Por qué no se ha ocupado de resolver el problema a los pobres para que vivan como los “oligarcas”?

Mientras al pueblo se le pide paciencia, resistencia, comprensión y austeridad el gobierno sigue derrochando dinero en la construcción de una planta termoeléctrica en Bolivia y regalándole turbinas de generación a Nicaragua. Oscuridad en la casa…

Es necesario que el gobierno central asuma de una vez por todas la responsabilidad que tiene en la crisis del sector eléctrico nacional. Basta de mentiras y de cargarle la responsabilidad a quienes a diario sufren las penurias de los apagones y ven cómo sus equipos electrodomésticos se queman como consecuencia de las fluctuaciones de voltaje. Cómo se le va a pedir a la gente que se amarre más el cinturón cuando ya no le queda carne para sostener los pantalones?

domingo, 25 de octubre de 2009

De la encuesta de Datanálisis:

Ese sector Ni-Ni, 54 por ciento, está esperando una verdadera propuesta de pais, lejos del radicalismo y la peleadera.

Quiere ver solucionados sus problemas, que mejore la economía, que haya empleo, seguridad, buenos servicios públicos y acceso a planes viviendas.

Los llamados a construir ese mensaje son los integrantes del sector democrático, pero se interesan más por la fecha de las elecciones para lanzarse a la AN sin construir la alternativa que Venezuela espera, exige y aspira.

Hasta se han olvidado que está abierto el Registro Electoral para nuevos votantes y cambios de residencia. Le están dejando el camino facilito al chavismo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

AN: una oportunidad de oro para la democracia


Definitivamente el Presidente de la República logró imponer el camino de las actividades y debates de las organizaciones política que lo adversan, al meterlos, con anuencia de ellos, dentro del saco roto de las candidaturas para escaños en la Asamblea Nacional, proceso que según el Consejo Nacional Electoral deberá realizarse en el segundo semestre del año entrante.

Todavía a estas alturas del periodo gubernamental, 10 años, es increíble cómo los partidos políticos continúan dependiendo de las líneas que dicta el mandatario, a su conveniencia y luego de los cálculos que ha hecho desde la sala situacional de Miraflores.

No se trata de desmeritar el proceso eleccionario a realizarse pero precisamente en momentos en que el país atraviesa por serios y severos problemas de servicios públicos, suministro eléctrico, corrupción, inseguridad, desempleo, cierre de empresas y comercios, pérdida del poder adquisitivo, escasez de gas, de agua, mal estado de las vías, fracaso de la recentralización, aparece de repente, a ventaja del Gobierno, el tema electoral y se pierden de la preocupación política los graves problemas que azotan a la población.

De esta forma, Chávez logra abrirse camino para presentarse luego como el gran salvador que trae soluciones, ayudas, subvenciones, subsidios y regalías para satisfacer las peticiones y exigencias de los venezolanos.

Ya comenzamos a ver cómo dentro de los partidos, y fuera de ellos, se lanzan candidaturas al Parlamento Nacional. Unos con más credenciales que otros, incluso algunas que habrán de salir para mantener su tradición de “candidatos para todo”, cuyo único propósito es mantenerse en la palestra pública, incrementar sus cuentas bancarias y torpedear a quienes verdaderamente tienen posibilidades de ganar.

Esta carrera, para muchos suicida, de la escogencia de las candidaturas hará explotar la llamada Mesa de la Unidad Democrática, que en su nacimiento dijeron estar alejados de la “candidaturitis”, pero que ahora vemos se trató de un tema que estaba latente y al acecho a la espera del anuncio de la fecha electoral.

Es cierto que la elección de una nueva Asamblea Nacional es un acto estratégico, trascendental, para el futuro político del país. Ya vemos cómo el oficialismo teniendo mayoría en el Parlamento ha habilitado al Presidente las veces que ha querido, ha modificado y creado leyes, ha anulado instancias, se han hecho los locos en ciertos temas y han utilizado el Hemiciclo como pistola para desde allí disparar a todo quien difiera del partido de gobierno. ¿Y todo cómo lo han logrado? Tranquilamente, les llevan el guión a los jefes parlamentarios, escogen a los oradores y ordenan levantar la mano y aplaudir para complacer al comandante. En realidad no hay debates, solo aplausos de focas.

De lograrse una paridad de escaños, o alzarse con una mayoría el sector democrático venezolano, se podrá frenar un modelo político que acosa y encarcela a los disidentes, expropia a sus otrora aliados, confisca bienes, sin importarle los trámites legales. Sólo basta el argumento de beneficiar al pueblo para hacer lo que les dé la gana.

No se trata entonces de cualquier elección, ni de llevar como candidato al primero que se nos ocurra o aparezca, ni a quien se empeñe en serlo. Sino de presentar a los mejores. Hombres y mujeres verdaderamente comprometidos con la democracia, con la descentralización, con capacidad de lucha, que generen debates con argumentos, que no vayan a la AN a aplaudir como locos, ni a calentar asientos, mucho menos a negociar ni a buscar prebendas.

Es una oportunidad de oro para la sociedad democrática, en manos de todos queda que se sepa aprovechar o se pierda. Ya basta de aspirantes de profesión, se necesitan verdaderos líderes para confrontar con quienes ven a los venezolanos en blanco y negro. No hay cabida para el radicalismo, el debate de ideas es el camino.

martes, 6 de octubre de 2009

Dos decisiones para la Asamblea Nacional


En las últimas semanas el Presidente de la República ha anunciado dos decisiones de gobierno que sin lugar a dudas responden a la estrategia que ha trazado para tratar de ganar la mayor cantidad de escaños en el parlamento nacional.

En sendas transmisiones audiovisuales, el mandatario venezolano ha anunciado al país su voluntad de relanzar las misiones sociales que instauró desde la iniciativa de solicitar la realización de un referéndum revocatorio de su anterior mandato. La segunda disposición es la de calcular el valor del barril de petróleo, para el presupuesto del año 2010, en 40 dólares cada uno.

Cualquier desprevenido pudiera decir que ambas medidas presidenciales responden a su interés por resolver los problemas sociales de los venezolanos o, en el caso de la segunda, planificar con austeridad el uso del dinero público durante el año entrante, visto la crisis económica que aún tiene secuelas en el mundo entero y de la que Venezuela no se salva, pese a los juramentos continuos del oficialismo de que aquí no pasará nada.

Es indudable que el relanzamiento de las misiones responde al bajón que han tenido en los últimos años este tipo de atenciones que recibió la población. Se trata de admitir las fallas o fracaso, por lo que se le hace necesario relanzarlas para darles otro rostro, más alcance o un giro.

Por otro lado, el cálculo del venidero presupuesto responde a las constantes fluctuaciones del barril petrolero que aunado a la crisis económica hizo que muchas naciones se vieran en apuros, lo que hizo entrar en razón al Presidente y que aceptara las propuestas de los tecnócratas del Ministerio de Planificación.

Sin embargo, no podemos olvidar que el año 2010 está, hasta ahora, signado, de ser un año electoral pues habrán de realizarse, si es la voluntad del regente de Miraflores, los comicios para renovar las representaciones parlamentarias a escala nacional y municipal. Esto nos hace entrar en sospecha de cuál será la verdadera intención del gobierno nacional al tomar estas decisiones.

En el caso de las misiones, es sabido que esas “ayudas” más que ser solidarias o atender a la necesidad de la población han sido usadas malsanamente por algunos personeros para garantizarse un piso político para sus aspiraciones. El reparto de ayudas ha sido una excusa para presionar a los beneficiados y sus familiares a la hora de realizarse el acto de votación. Todos hemos sido testigos de la cantidad de reclamos que se presentan por los retardos en los pagos, incluso de hasta dos años, y como por arte de magia dos o tres días antes de las elecciones les mandan a pasar por las entidades bancarias a retirar una parte de los adeudado. Todo ello previo el recordatorio de votar por el benefactor.

En lo que corresponde al tema presupuestario, los expertos han advertido que de realizarse el cálculo del barril de petróleo a 40 dólares las gobernaciones y alcaldías quedarán convertidas en unas simples cajas pagadoras de nóminas, sin que tengan posibilidad alguna de ejecutar obras de ninguna proporción. Y es donde surge la interrogante: ¿Y es que Chávez quiere que los gobernadores y alcaldes que le adversan se destaquen con obras y servicios sentidos por las comunidades? Está claro que no y por eso le importa poco lo que padezcan quienes disienten de él, pues sabe que sus “escogidos” guardarán silencio ante la necesidad, aplaudirán ante los recortes y suplicarán frente a la carestía.

Es indiscutible que Hugo Chávez ha mostrado dos de las tácticas que habrá de implantar para la ejecución de su estrategia electoral: emplear las misiones como mecanismo de dominación para quienes sienten de cerca la crisis económica y requieren ayuda. Y en segundo lugar, atar de manos, brazos y pies, además de amordazar a los gobernantes que llevando adelante gestiones de alto contenido social puedan alzarse con las curules que representan a su estado o municipio.

Quedará en manos del sector democrático del país desmontar las intenciones del mandatario venezolano. Hacerle entender a los vecinos que las deficiencias en solucionar sus problemas son causadas por el poder central que únicamente está interesado en la hegemonía política. Pero, mientras Chávez echó andar su carro para el día electoral, la oposición está viendo oasis en medio del desierto.

martes, 29 de septiembre de 2009

¿Un buen profesor?


El mundo político local se ha visto convulsionado, recientemente, por las actuaciones y decisiones que se tomaron en el Concejo Municipal de Puerto Cabello para dirimir las diferencias que existen en el seno del Partido Socialista Unido de Venezuela.


Desde hace algún tiempo, una parte de la fracción oficialista venía cuestionando la forma y la fecha en que se escogía la junta directiva de ese ente parlamentario, así como criticaba los nombres que integraban el órgano director. Sin embargo, esas diferencias no pasaban a más y siempre se hizo presente la concordia en el debate para lograr acuerdos que permitieran, ahora vemos, correr la arruga.


Hace poco más de dos meses las aguas volvieron a agitarse, esta vez impulsadas por la jubilación del contralor que estaba en funciones, ocasionando que se juramentara una nueva directiva del Ayuntamiento, hecho que causó desavenencias, aprehensiones, actuaciones policiales y uno que otro incidente de alteración del orden público.


El tiempo ha transcurrido entre reconocimiento a la nueva directiva, reacomodos para una vieja mayoría que pretende presentarse con cara nueva, intentando esconder la “cirugía plástica” a la que fue sometida, renuncias, designaciones y obstrucciones. Aún no han llegado al reparto burocrático.


En todo este debate ha brillado por su ausencia los problemas de las comunidades. Las fallas de los servicios públicos, apagones, acumulación de basura, inseguridad, desempleo, falta de agua, alumbrado público, transporte público, alzas de precios, estado de las escuelas, AH1N1, merma del movimiento portuario, despidos de Bolipuertos, tomas de las almacenadoras, reducción presupuestaria, merma de ingresos públicos, nada de esto ha motivado el contraste de ideas entre los ediles; únicamente han estado pendientes del conflicto interno del partido de gobierno.


Ninguno de los concejales se ha ido a las barriadas populares, ni a las urbanizaciones, a explicarles a los vecinos por qué no están debatiendo sus problemas ni cómo piensan resolverlos. Sencillamente guardan silencio ante las necesidades de las comunidades, es una realidad que nadie puede negar, a menos que sea por algún interés político electoral.


Allí está la respuesta a la interrogante que a muchos carcome: Por qué el pueblo porteño no “sintió” como suyo el problema que confrontó el Concejo Municipal. Pero, dentro del seno del Concejo se mueven otros temas que más pronto que tarde “probará” la resistencia de la nueva directiva.


Desde el periodo edilicio anterior el concejal José Noé Reyes ha sido un feroz crítico de la actuación floja de algunos concejales que en su haber no tienen ninguna productividad parlamentaria. No han sido pocas las críticas que ha recibido Reyes por sus probadas revelaciones de la existencia de ediles que sólo se interesan en asistir a las sesiones ordinarias y solemnes, olvidándose que el trabajo parlamentario se basa en la elaboración, discusión y aprobación de Ordenanzas y, dejando caer en un saco roto el trabajo que deben realizar en las comisiones permanentes.


Más de uno ha visto con malos ojos al actual presidente del Concejo Municipal porteño luego que hiciera público el record de inasistencia e improductividad de algunos de sus colegas ediles. Bastará hacer seguimiento minucioso al desempeño de Noé Reyes para saber si se atreve a exigir mayor productividad a sus dirigidos o por el contrario si se les une al combo y deja que las cosas continúen sin rumbo y sin freno. La posición es comprometedora, antes hacía severas criticas, basado en su arduo trabajo al frente de la comisión de Legislación, pero no tenía responsabilidad de dirección. Ahora tiene la sartén por el mango. Esperemos a ver si hace el papel del buen profesor y si sus alumnos le hacen caso.

lunes, 22 de junio de 2009

No sólo basta con querer, hay que actuar


Aunque "falta mucha agua que pasar por el río", a primera vista el lanzamiento de la Mesa Democrática hubiera sido más efectiva y afectiva si los partidos hubiesen sido unidos por uno o varios de los problemas que padece la población, o por ejemplo la defensa de los intereses de las regiones o la descentralización.

Haberla lanzado como lo hicieron que después del discurso de Planas se dijo que "más adelante" hablarán de los temas a trabajar y las comisiones a integrar fue casi como reeditar la Coordinadora Democrática y miren que esa instancia ganó mala imagen.

Entiendo esta integración con un esfuerzo enorme de la oposición por presentarse amalgamada ante un país que cada día reclama más defensa de la democracia, más libertad, pero también exigen que se solucionen los problemas, las fallas, las deficiencias, más allá de la mera retórica política, del discurso ambiguo o de la peleadera por simplismo política, mientras la población se asfixia en tanta desatención.

Pero una cosa es mostrarse unidos o otra estar unidos en torno a un tema, una planteamiento o una propuesta política, social, económica, cultural, del ámbito que sea, alrededor de una idea que redunde en el mejoramiento de la calidad de vida de la población y el desarrollo de las ciudades y municipios.

Al no haberse hecho un planteamiento de entrada, inexorablemente el chavismo se aprovechará para equiparar la Mesa Democrática con la fenecida Coordinadora Democrática y vendrá la larga lista de cuestionamiento y ataques para descalificar a todo aquel que vea bien la instancia unificadora. “Golpistas, fascistas, apátridas, comprometidos con un intento de magnicidio, entregados al imperio, oligarca”, todos los epítetos que conforman los caché oficialistas acapararán los discursos de quienes saben que la unificación de criterios, por encima de las tendencias políticas y los intereses partidistas, es una aspiración de la población.

Otra cosa hubiese sido, por ejemplo, que esa Mesa Democrática se produjera o se instalara para pedirle al gobierno que ataque seriamente el caos de las vías, la falta de vivienda, la inseguridad, el tema de la divisas que encarecen los productos alimenticios o provoca el incremento de los costos en las clínicas, que se combata de verdad la corrupción, que cesen las persecuciones, que deje la peleadera y se aboque a gobernar.

O, que los factores democráticos de Venezuela se hayan reunido para presentarle, o exigirle, al gobierno propuestas y acciones serias y viables para la recuperación del parque industrial del país, rescatar las pequeñas y medianas empresas que están al borde de la crisis o a punto de cerrar y generar más desempleo, que se acabe verdaderamente con el latifundio y abra los ojos hacia las inmensas cantidades de tierras ociosas que son propiedad de sus afectos.

Habrá que ver cómo se desarrollan los hechos, sobretodo porque existe el compromiso de anunciarle al país una agenda de trabajo con alto contenido social, pero lo que debió haber sido un boom publicitario nació con un plomo en el ala, se quedó corto y sin profundidad de contenido. Debieron haber trabajado más las ideas y presentarse ante el país con propuestas, al fin y al cabo, como lo dijo Planas “no están cerca las elecciones”, entonces no había apuro. No sólo basta con querer ser, hay que ser y actuar.

lunes, 1 de junio de 2009

El rol de los periodistas, más que de los medios


El nuevo aniversario del cierre de la señal abierta de RCTV, la proximidad de la celebración del Día del Periodista y la amenaza del inminente cierre de las operaciones de Globovisión hacen propicio un escenario para que los comunicadores sociales debatamos y analicemos el rol que debemos jugar en estos tiempos de convulsiones.

Caería directamente en el simplismo si me circunscribiera a decir que los casos de RCTV y Globovisión son un hecho claro de ataque o agresión a la libertad de prensa o de expresión que existe en todo régimen que se precie de ser democrático. Igual, pecan de ilusos, por decir lo menos, quienes argumentan que se trata de una medida “disciplinaria” del gobierno ante los continuos cuestionamientos que reciben desde esos medios de comunicación.

Es histórico que a los gobernantes que no cumplen sus promesas o que no tienen nada que exhibir como gestión les molesta el seguimiento que hacen los periodistas de las diversas y, a veces innumerables, quejas que reciben a diario de los vecinos. Esto tampoco les gusta a quienes tienen la idea del manejo omnímodo del poder porque aspiran a ser dueños de la verdad absoluta y que nadie “ose” a contradecirlos y mucho menos a cuestionarlos.

Este panorama de comportamiento gubernamental hace que los periodistas, a primera vista, tengan dos opciones: la primera, es seguir haciendo su trabajo de escuchar el descontento de la población, divulgarlo en el medio que trabajen en pro de coadyuvar en solucionar el problema, o el racimo de problemas, que le son expuestos.


La segunda es la autocensura, así se simple. Hacerse lo locos, ciegos, sordos y mudos para no escuchar las quejas vecinales y mucho menos atreverse a divulgarlas para no caer en la lista de “acribillados” que confecciona el gobernante que cree que los periodistas no somos más que sus enemigos. Pero no resuelven los problemas.

Pero lo grave es el surgimiento de otras opciones, la más perversa de todas: los periodistas y comunicadores sociales que se dan golpes de pecho defendiendo la libertad de expresión y se prestan para descalificar o para que descalifiquen a sus colegas. Son los mismos que cuestionan “la inclinación política” de un medio, pero cooperan para que ataquen a los periodistas, a sus mismos compañeros de aula o de trabajo. Se trata de esos mismos personajes que critican el trabajo de algunos periodistas, pero pasan todos los meses por “GO” a buscar lo suyo.

La cuarta “actuación” es la de los acomodaticios. Esos conspicuos personajillos que cuando les ordenan descalificar a alguien lo hace de manera rápida y casi perfecta, luego se transforman en sus férreos defensores para más tarde caer nuevamente. Sólo sirven para adular a alguien en detrimento de otro.

A nadie se le puede criticar el derecho que tiene a pensar de una u otra forma, total, en pleno uso de sus facultades y viviendo en democracia es lógico que cada quien tenga su inclinación política, económica o social. Lo cuestionable es que vengan a imponernos modelos de conducta o estilos de actuación cuando son ellos quienes desdicen del papel que deben ejercer los medios frente a la comunidad.

Hago estos comentarios porque cuando el gobierno ejecute su decisión de cerrar Globovisión, y cualquier otro medio de comunicación, porque vendrán muchos más, sea radial, televisivo o impreso, en todo el país se verá aparecer en escena a estos personajes.


Habrá quien los defienda de esa agresión porque están alineados con la Libertad, otros se harán los locos para no perder sus prebendas, pero algunos justificarán la medida para congraciarse con el gobernante de turno. Éstos emplearán la vieja argucia de “es que se pasaron y olvidaron su papel de medios de comunicación” o el infeliz argumento de la medida administrativa.
Por eso es que los periodistas y los medios de comunicación estamos en esta encrucijada: por un lado nos ataca el gobierno y por el otro nos venden los mismos colegas. Ese no es el rol que debemos ejercer los comunicadores sociales porque si así actuamos Venezuela se quedará desguarnecida.

martes, 5 de mayo de 2009

La verdadera vacuna es la participación ciudadana


Miedo, autocensura, abstención, negación, son algunos estados de ánimo o comportamiento que a unos cuantos gobernantes les gustaría se implantase en la gran mayoría de la población, para que no surgiera ningún reclamo o exigencia durante su gestión de gobierno.


Desde hace cierto tiempo se viene haciendo común que ante las denuncias vecinales, pronunciamientos de sectores organizados o individualidades, surge inmediatamente una voz para descalificar o humillar a quienes exigen atención y soluciones a las necesidades de las comunidades.


En algunas ocasiones esta campaña indiscriminada de agresiones logra sus propósitos y hace que la gente piense varias veces si vale la pena continuar luchando por su barrio, urbanización o gremio, desde el mismo instante en que esa duda cala en la mente aquella intención de freno alcanza su meta.


Sería iluso pensar que esas conductas tengan su origen solamente en la alta polarización que vive el país o que sigue presentándose el escenario de campaña electoral. La mayoría de las veces esos ataques despiadados contra quienes no bajan la cabeza se debe a que no se tiene gestión que mostrar, no hay obras que satisfagan las exigencias de los vecinos, y se opta por la confrontación para mantener espacios en los medios de comunicación y también para incrementar los niveles de odio que invaden el corazón de ciertos sectores.


Imaginen por unos momentos a un gobernante que escuche a la gente, que visite las comunidades, que se preocupe en solucionar las necesidades que le sean expuesta, que recorra todos los rincones de su jurisdicción, ese mandatario no tendrá tiempo para detenerse en esas nimiedades de la polémica hueca, ni en esos descalificativos que más bien desdicen de su condición de estadista, o al menos de lo que quiso aparentar cuando dijo que estaba en capacidad de asumir el gobierno.


Por el contrario, estoy seguro que ese líder se dedicaría a organizar a la población, abriría espacios para la participación ciudadana y se sentaría a escuchar a todos los sectores, pues para eso fue electo: para gobernar.


Caso contrario ocurre con el mandatario que no tiene gestión que mostrar a la población, que se ha dedicado íntegramente a las gestiones superfluas, este es el tipo de personaje a quien le fascina andar figurando en los medios de comunicación con el tema que sea: insultos, vejaciones, atropellos, más insultos, descalificaciones, todo, contra quienes no sucumben ante los mandatos del “elegido”.


Sin embargo, ese tipo de actuaciones más que elementos de convicción se vislumbran como la fachada para quien le es incómoda la participación de la ciudadanía, por lo que busca a como dé lugar la desmovilización de la gente, que se implante la apatía en el ánimo de las personas para que todo quede igual y a la población no le quede más alternativa que la resignación y el conformismo para evitar ser blanco de aquellos ataques y rabietas.


Lo peor de todo es que ese tipo de conducta se repiten por doquier “aguas abajo” en la administración pública, así vemos que a penas al “máximo” se le ocurre ofender a alguien salen sus seguidores a unirse a la descalificación y a las ofensas. Pero, no es que estén convencidos que esa conducta sea la prudente sino que buscan figurar entre los seleccionados o preferidos de aquel.


Pese a todo ese panorama, a veces oscuro, cada ciudadano tiene en sus manos la herramienta que derrumba ese propósito: la participación activa. Nadie puede quedarse en su casa haciéndose el sordo o ciego ante lo que ocurre en sus narices, hay que participar organizadamente en la búsqueda de soluciones, plantear los problemas, participar en los diagnósticos, proponer soluciones. No se debe caer en el juego de los que promueven la desmovilización. Contra esa conducta la participación es la vacuna. Llegará el momento en que se dediquen a gobernar y a escuchar a todos.

lunes, 27 de abril de 2009

Sangre fría para pensar


Durante las últimas semanas se han sucedido en el país una serie de hechos y actuaciones que sin duda tienen la única intención de provocar un movimiento “en falso” de la oposición, para justificar la toma de decisiones tendentes a justificar los efectos de la situación económica nacional y el recorte presupuestario que han sufrido las alcaldías y gobernaciones.

El cerco que se ha hecho a Antonio Ledezma; la amenaza latente de desproclamación que tiene sobre sí el gobernador Pérez Vivas; el despojo de puertos, aeropuertos y autopistas a los gobernadores Salas Feo y Morel Rodríguez; el boicot a la gestión de Capriles Radonski; la persecución a Manuel Rosales; la asfixia presupuestaria a las universidades; las intervenciones de tierras; las nuevas leyes de Ordenación Territorial y de Propiedad; la detención de Baduel; el ataque a los medios de comunicación, entre otros actos, se unen a las inhabilitaciones a Leopoldo López, Enrique Mendoza, y son acciones que responden a la estrategia de aceleración de escenarios diseñados por el alto gobierno como “terrenos movedizos” en los que otras veces la oposición ha quedado atrapada.

Es reiterativo escuchar en un sector de la ciudadanía que se sienten asfixiados por esta acción gubernamental, incluso hay casos de cuestionamiento a la dirigencia política por no tener una posición contundente, con acciones ejemplarizantes, para enfrentar esta arremetida oficial. Pero, eso es precisamente lo que están buscando y provocando los ideólogos y ejecutantes de esos cercos.

Cuánto daría el gobierno porque la población se eche a las calles a protestar contra la centralización de competencias, que se lleven a cabo cualquier cantidad de marchas y contra marchas. Al oficialismo le caería como anillo al dedo que todos los líderes de la oposición, todos los gobernantes que les son adversos, los dirigentes sociales, se le planten al frente para ir a una confrontación gobierno-oposición, eso es lo que se está buscando. ¿Para qué? Para ganar su pelea, para decir que buscan desestabilizar al gobierno, que se quiere proteger y privilegiar la corrupción, que quieren defender a los terratenientes, a los opresores del pueblo, a los acaparadores, a los hambreadores, a cualquiera otra etiqueta menos a los “pitiyanquis” porque ya no existe ese término que se empleó para descalificar a quienes le daban la mano o abrazaban al imperio norteamericano.

Cualquiera de esos escenarios, o todos juntos, es lo que el oficialismo desea se presenten en el país y que se desaten hechos de violencia que justifiquen medidas represivas “para rescatar el orden y el hilo constitucional”; además, la adopción de esas medidas ante cualquiera de esos escenarios de conflicto servirían para maquillar los efectos de la crisis en la economía y el incumplimiento de las promesas electorales de sus gobernadores y alcaldes como consecuencia de los retazos en que quedaron los presupuestos de esas instancias.

Pero hay algo que no se puede ocultar: el gobierno lo hace porque sabe que hay personas en la oposición que le han seguido el juego, que han pisado sus trampas y que incluso por debajo de la mesa llegan a acuerdos con el gobierno. Y como el Presidente lo sabe y los conoce, provoca los escenarios porque sabe que darán el paso.

Es cierto que lo que se están viviendo momentos y hechos asfixiantes, pero los líderes opositores deben tener suficiente sangre fría para levantar su voz de protesta ante las agresiones, denunciar el hostigamiento y la persecución, pero también sangre fría para saber hasta dónde pueden llegar y donde esta marcada la línea que no conviene pasar. Si no lo hacen, definitivamente le harán el mandado al gobierno.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Pensar en Grande



Romper Paradigmas. Eso fue lo que hizo Obama la noche del martes 24 de febrero al dirigir su mensaje al Congreso de los Estados Unidos. Siendo USA un país de clara vocación capitalista es fuera de lo común escuchar que su gobierno ha de dedicarse a ayudar a las minorías. De cualquier tipo.

Privilegiar la subvención a los desempleados, apostar por ayudas a quienes están a punto de perder su casa o negocio, promover el empleo y el financiamiento de las pequeñas empresas, son vertientes que dejan claramente demostrado hacia dónde se dirige Obama: no es lo que estábamos acostumbrados a ver en el país más poderoso del planeta, sobretodo si se inclina por la sinceración del gasto militar o el retiro de las tropas en otros países.

Mención aparte hay que hacer al tema de los Derechos Humanos porque además del cierre de Guantánamo, Obama ha dicho que el compromiso de su gestión es no violar Derechos Humanos. Ojalá se cumpla esa iniciativa.

Contrario a lo que muchos pensaban, Obama no habló de incremento de impuestos para quienes menos ingresos tienen, pero sí dijo de elevarlos a quienes más ganen.

Definitivamente el estilo y las medidas anunciadas deben servir de ejemplo en muchos países y regiones del mundo entero. A veces, nos damos golpes de pecho diciendo que queremos ver al país, la región o el municipio creciendo en niveles de desarrollo pero nada hacemos para fomentar la inversión pública o privada, mucho menos la igualdad y la solidaridad.

Imaginemos solo por un momento lo que pudiera ocurrir si brindamos facilidades impositivas a los inversionistas, si le facilitáramos trámites, respaldos, incentivos y plazos de gracia; o si se dedicara buena parte del presupuesto público a respaldar a los que menos tienen o a los que se ven casi ahogados en sus cargas económicas. Si convirtiéramos al ser humano en el centro de acción de las políticas públicas la realidad en que viviéramos sería otra.

En fin, lo que acaba de presentar el Presidente Obama es un reto al mundo: desde el país vitrina del capitalismo, desde la meca del libre mercado, nos están diciendo que hay que volcar la mirada hacia el menos poderoso, exigirle a los más pudientes y hacer compromisos verdaderos con la gente, con su vida, su familia y su entorno.

En Estados Unidos acaban de anunciar que les pedirán cuentas a los banqueros por el uso de dineros públicos que le fueron asignados como ayuda para reflotar sus instituciones; el gobierno también está presentando sus cuentas para poder exigir a los contribuyentes, lo que evidencia que la recaudación tributaria es clave para la buena imagen de un gobierno.

Otra vertiente que debe ser analizada y canalizada en nuestra región, por las fallas o ineficiencias que se presentan a diario, es la implantación de una verdadera política de recaudación tributaria. De nada vale decir que tenemos buenos ingresos, vía impuestos, cuando la realidad es que se originan en un solo renglón, mientras los otros, lo que cancelamos los contribuyentes ordinarios están condenados al baúl del olvido por una razón bizarra: si se comparan con aquellos no son atractivos para la ganancia.

Pero son éstos, lo que paga el común de los ciudadanos, los que nos dan derecho a exigir buenas gestiones de gobierno y son los pilares para que un gobierno grite a los cuatro vientos que su gestión es positiva porque lo que el pueblo paga se reinvierte en buenas obras y servicios.

viernes, 20 de febrero de 2009

La oposición está obligada a renovarse


El resultado del referéndum realizado el sábado 15 de febrero deja claros y evidentes mensajes para las partes que se disputaron la preferencia del electorado. Recomendaciones que si no son entendidas o no son tomadas en cuenta pueden llevarlos directamente al olvido de las comunidades.



En el sector de la oposición es prioritario que además de entrar en un proceso de reflexión y análisis de las cifras procedan lo antes posible a la tarea de la renovación. Los números obtenidos dejan al descubierto que el mensaje que se empleó para captar votos no fue el mejor o lo que es más grave: no logró cautivar a quienes están en el amplísimo mundo de los llamados Ni-Ni.

La renovación debe ser real, sincera, sin trampas ni maquillajes. El discurso aquel de reiterar las fórmulas que otrora sirvieron para ganar o las posturas que antes dieron frutos no son suficientes para incrementar los niveles de aceptación.

Debe emplearse un discurso claro, convincente, que tome en cuenta el sentimiento de las personas, que esté a la altura del momento político que se viva, que logre despertar en el hombre o la mujer el interés de expresarse políticamente, por intermedio del voto, o ir más allá: conseguir unir al pueblo a la militancia política partidista.


La innovación en el mensaje necesariamente va unida al relevo de buena parte de su dirigencia. En el caso de Puerto Cabello, salvo los liderazgos convincentes, definidos y probados de Ylidio Abreu (Un Nuevo Tiempo) y Deyalitza Aray (Proyecto Venezuela), no hay en la oposición otro u otros dirigentes que puedan mover masas o ganar adeptos para canalizarlos a las mesas de votación.

Pese a los grandes esfuerzos que han hecho para implantar un nuevo modelo de gestión política – partidista, Aray y Abreu lucen solos a la hora de distribuir las responsabilidades del factor llamado a dar grandes pasos para arraigarse en la mentalidad de los votantes.

Todas las gestiones no pueden caer sobre sus espaldas, ni son los únicos responsables de darle vida o movilidad a la oposición. Cada dirigente debe ser capaz de sopesar sus fortalezas y debilidades para saber cuál es el camino que debe seguir y no empecinarse en liderar espacios que cada vez más se les muestran esquivos.

Prueba de ello es que, en Puerto Cabello, la opción del Presidente Chávez ha visto disminuir su caudal de votos, si se compara los resultados de las elecciones 2006 y el referéndum 2009. Pero, esos votos que se "movieron" no han sido ganados por los adversarios del proyecto chavista y más bien, al analizar comparativamente los números, esos votos parecieran estar perdidos en algún rincón de la ciudad sin ser descubiertos por la dirigencia.


Fríamente pudiéramos decir que una vez sufragaron por Chávez, no lo acompañaron en la Reforma Constitucional 2007, tampoco en la Enmienda 2009, pero no votaron en su contra ni fueron cautivados por la oposición. Y esto tiene una sola justificación: no se sienten representados por las ideas (mensajes) ni por el cuadro que dirige los partidos adversos al primer mandatario.

Propuestas, nuevos pensamientos, soluciones, asesorías, guías, promotores, nuevas caras, líderes, eso es lo que está buscando ese sector mayoritario de la población que actualmente rehúye la participación política y no se interesa por votar en los momentos claves. Hacia ellos debe centrarse el trabajo de los partidos, con ideas que aglutinen y fomenten la participación.

miércoles, 4 de febrero de 2009

El pueblo espera el mensaje


Estancada. Ese es el término con el que muchos califican la campaña que adelanta la oposición de cara al referéndum consultivo de la enmienda constitucional. Es mezquino atribuirles falta de acción para oponerse a la propuesta hecha por el oficialismo porque desde todos los sectores políticos adversos al Presidente han hecho saber sus planteamientos. La razón de las críticas muy seguramente pueda deberse al lenguaje usado, al mensaje transmitido y a las actividades proselitistas para dar a conocer la inconveniencia de la reelección indefinida.

En primer lugar, el corto eslogan escogido (No es No ó No porque No) no tiene la contundencia necesaria para una iniciativa que busca enfrentar una maquinaria política que es movilizada por elementos ideológicos claramente definidos, además que, obviamente, ese mensaje no contiene los argumentos suficientes para motivar el cambio de opinión de los indecisos e incluso de quienes apoyan al Presidente.

Es válido que se busque rememorar el referéndum de la reforma del 2007 para motivar a los electores, sobretodo visto el resultado obtenido en aquella oportunidad, pero eso no basta para arrastrar las mismas voluntades, y menos aún ganarse a quienes en noviembre pasado marcaron la tarjeta del oficialismo. El recuerdo no es suficiente para ganar votos.

El mensaje debe ser claro y convincente: ¿Por qué NO? Por la inseguridad, el creciente desempleo, el alto costo de la vida, la falta de vivienda, las promesas incumplidas, la merma del salario básico, las fallas en la educación, la carencia de dotación en los hospitales, la violencia, los enfrentamientos, las pretensiones hegemónicas. Razones que puedan contrastarse con el planteamiento oficialista que es simplemente la permanencia de una persona en un cargo, hasta que no quiera más, para lo que hacen uso, válidamente, de los logros que han alcanzado las distintas misiones sociales que impulsan.

La segunda razón que pudiera tener el cuestionamiento a la oposición es el tipo de lenguaje utilizado por algunos dirigentes, muy pocos, para dar a conocer sus posiciones. No es agrediendo al adversario, estigmatizando o acorralando al “chavista” que se va a lograr que vote por el No. A los partidarios del Presidente hay que respetarles su opinión, al fin y al cabo tendrán sus basamentos para apoyarle.

No es peleándolos u ofendiéndoles que se ganará su voto. Por el contrario, hay que motivarlos a reflexionar, a razonar su voto, hacerles entender que su opinión es muy valiosa, pero lo más importante es lograr convencerlos de modificar su posición, demostrarles que no es votar en contra del Presidente sino preservar el acceso al poder de las futuras generaciones de dirigentes.
Lo otro es el tipo de actividad que se realiza para llevar el mensaje. Los medios de comunicación son vitales pero no la única herramienta. El contacto cara a cara, el peregrinar casa por casa, llevar el volante o el tríptico a los más apartados rincones geográficos es lo prudente. No pueden conformarse con ruedas de prensa o participación en los programas radiales o televisivos, la campaña debe ser real, tangible, porque del otro desde hace varios meses, hasta en Navidad, están entregando, en las manos del pueblo, las bondades del Sí.
El tiempo es corto, es cierto, pero la población está esperando un mensaje convincente.
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