miércoles, 4 de febrero de 2009

El pueblo espera el mensaje


Estancada. Ese es el término con el que muchos califican la campaña que adelanta la oposición de cara al referéndum consultivo de la enmienda constitucional. Es mezquino atribuirles falta de acción para oponerse a la propuesta hecha por el oficialismo porque desde todos los sectores políticos adversos al Presidente han hecho saber sus planteamientos. La razón de las críticas muy seguramente pueda deberse al lenguaje usado, al mensaje transmitido y a las actividades proselitistas para dar a conocer la inconveniencia de la reelección indefinida.

En primer lugar, el corto eslogan escogido (No es No ó No porque No) no tiene la contundencia necesaria para una iniciativa que busca enfrentar una maquinaria política que es movilizada por elementos ideológicos claramente definidos, además que, obviamente, ese mensaje no contiene los argumentos suficientes para motivar el cambio de opinión de los indecisos e incluso de quienes apoyan al Presidente.

Es válido que se busque rememorar el referéndum de la reforma del 2007 para motivar a los electores, sobretodo visto el resultado obtenido en aquella oportunidad, pero eso no basta para arrastrar las mismas voluntades, y menos aún ganarse a quienes en noviembre pasado marcaron la tarjeta del oficialismo. El recuerdo no es suficiente para ganar votos.

El mensaje debe ser claro y convincente: ¿Por qué NO? Por la inseguridad, el creciente desempleo, el alto costo de la vida, la falta de vivienda, las promesas incumplidas, la merma del salario básico, las fallas en la educación, la carencia de dotación en los hospitales, la violencia, los enfrentamientos, las pretensiones hegemónicas. Razones que puedan contrastarse con el planteamiento oficialista que es simplemente la permanencia de una persona en un cargo, hasta que no quiera más, para lo que hacen uso, válidamente, de los logros que han alcanzado las distintas misiones sociales que impulsan.

La segunda razón que pudiera tener el cuestionamiento a la oposición es el tipo de lenguaje utilizado por algunos dirigentes, muy pocos, para dar a conocer sus posiciones. No es agrediendo al adversario, estigmatizando o acorralando al “chavista” que se va a lograr que vote por el No. A los partidarios del Presidente hay que respetarles su opinión, al fin y al cabo tendrán sus basamentos para apoyarle.

No es peleándolos u ofendiéndoles que se ganará su voto. Por el contrario, hay que motivarlos a reflexionar, a razonar su voto, hacerles entender que su opinión es muy valiosa, pero lo más importante es lograr convencerlos de modificar su posición, demostrarles que no es votar en contra del Presidente sino preservar el acceso al poder de las futuras generaciones de dirigentes.
Lo otro es el tipo de actividad que se realiza para llevar el mensaje. Los medios de comunicación son vitales pero no la única herramienta. El contacto cara a cara, el peregrinar casa por casa, llevar el volante o el tríptico a los más apartados rincones geográficos es lo prudente. No pueden conformarse con ruedas de prensa o participación en los programas radiales o televisivos, la campaña debe ser real, tangible, porque del otro desde hace varios meses, hasta en Navidad, están entregando, en las manos del pueblo, las bondades del Sí.
El tiempo es corto, es cierto, pero la población está esperando un mensaje convincente.

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