lunes, 22 de junio de 2009

No sólo basta con querer, hay que actuar


Aunque "falta mucha agua que pasar por el río", a primera vista el lanzamiento de la Mesa Democrática hubiera sido más efectiva y afectiva si los partidos hubiesen sido unidos por uno o varios de los problemas que padece la población, o por ejemplo la defensa de los intereses de las regiones o la descentralización.

Haberla lanzado como lo hicieron que después del discurso de Planas se dijo que "más adelante" hablarán de los temas a trabajar y las comisiones a integrar fue casi como reeditar la Coordinadora Democrática y miren que esa instancia ganó mala imagen.

Entiendo esta integración con un esfuerzo enorme de la oposición por presentarse amalgamada ante un país que cada día reclama más defensa de la democracia, más libertad, pero también exigen que se solucionen los problemas, las fallas, las deficiencias, más allá de la mera retórica política, del discurso ambiguo o de la peleadera por simplismo política, mientras la población se asfixia en tanta desatención.

Pero una cosa es mostrarse unidos o otra estar unidos en torno a un tema, una planteamiento o una propuesta política, social, económica, cultural, del ámbito que sea, alrededor de una idea que redunde en el mejoramiento de la calidad de vida de la población y el desarrollo de las ciudades y municipios.

Al no haberse hecho un planteamiento de entrada, inexorablemente el chavismo se aprovechará para equiparar la Mesa Democrática con la fenecida Coordinadora Democrática y vendrá la larga lista de cuestionamiento y ataques para descalificar a todo aquel que vea bien la instancia unificadora. “Golpistas, fascistas, apátridas, comprometidos con un intento de magnicidio, entregados al imperio, oligarca”, todos los epítetos que conforman los caché oficialistas acapararán los discursos de quienes saben que la unificación de criterios, por encima de las tendencias políticas y los intereses partidistas, es una aspiración de la población.

Otra cosa hubiese sido, por ejemplo, que esa Mesa Democrática se produjera o se instalara para pedirle al gobierno que ataque seriamente el caos de las vías, la falta de vivienda, la inseguridad, el tema de la divisas que encarecen los productos alimenticios o provoca el incremento de los costos en las clínicas, que se combata de verdad la corrupción, que cesen las persecuciones, que deje la peleadera y se aboque a gobernar.

O, que los factores democráticos de Venezuela se hayan reunido para presentarle, o exigirle, al gobierno propuestas y acciones serias y viables para la recuperación del parque industrial del país, rescatar las pequeñas y medianas empresas que están al borde de la crisis o a punto de cerrar y generar más desempleo, que se acabe verdaderamente con el latifundio y abra los ojos hacia las inmensas cantidades de tierras ociosas que son propiedad de sus afectos.

Habrá que ver cómo se desarrollan los hechos, sobretodo porque existe el compromiso de anunciarle al país una agenda de trabajo con alto contenido social, pero lo que debió haber sido un boom publicitario nació con un plomo en el ala, se quedó corto y sin profundidad de contenido. Debieron haber trabajado más las ideas y presentarse ante el país con propuestas, al fin y al cabo, como lo dijo Planas “no están cerca las elecciones”, entonces no había apuro. No sólo basta con querer ser, hay que ser y actuar.
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