miércoles, 21 de octubre de 2009

AN: una oportunidad de oro para la democracia


Definitivamente el Presidente de la República logró imponer el camino de las actividades y debates de las organizaciones política que lo adversan, al meterlos, con anuencia de ellos, dentro del saco roto de las candidaturas para escaños en la Asamblea Nacional, proceso que según el Consejo Nacional Electoral deberá realizarse en el segundo semestre del año entrante.

Todavía a estas alturas del periodo gubernamental, 10 años, es increíble cómo los partidos políticos continúan dependiendo de las líneas que dicta el mandatario, a su conveniencia y luego de los cálculos que ha hecho desde la sala situacional de Miraflores.

No se trata de desmeritar el proceso eleccionario a realizarse pero precisamente en momentos en que el país atraviesa por serios y severos problemas de servicios públicos, suministro eléctrico, corrupción, inseguridad, desempleo, cierre de empresas y comercios, pérdida del poder adquisitivo, escasez de gas, de agua, mal estado de las vías, fracaso de la recentralización, aparece de repente, a ventaja del Gobierno, el tema electoral y se pierden de la preocupación política los graves problemas que azotan a la población.

De esta forma, Chávez logra abrirse camino para presentarse luego como el gran salvador que trae soluciones, ayudas, subvenciones, subsidios y regalías para satisfacer las peticiones y exigencias de los venezolanos.

Ya comenzamos a ver cómo dentro de los partidos, y fuera de ellos, se lanzan candidaturas al Parlamento Nacional. Unos con más credenciales que otros, incluso algunas que habrán de salir para mantener su tradición de “candidatos para todo”, cuyo único propósito es mantenerse en la palestra pública, incrementar sus cuentas bancarias y torpedear a quienes verdaderamente tienen posibilidades de ganar.

Esta carrera, para muchos suicida, de la escogencia de las candidaturas hará explotar la llamada Mesa de la Unidad Democrática, que en su nacimiento dijeron estar alejados de la “candidaturitis”, pero que ahora vemos se trató de un tema que estaba latente y al acecho a la espera del anuncio de la fecha electoral.

Es cierto que la elección de una nueva Asamblea Nacional es un acto estratégico, trascendental, para el futuro político del país. Ya vemos cómo el oficialismo teniendo mayoría en el Parlamento ha habilitado al Presidente las veces que ha querido, ha modificado y creado leyes, ha anulado instancias, se han hecho los locos en ciertos temas y han utilizado el Hemiciclo como pistola para desde allí disparar a todo quien difiera del partido de gobierno. ¿Y todo cómo lo han logrado? Tranquilamente, les llevan el guión a los jefes parlamentarios, escogen a los oradores y ordenan levantar la mano y aplaudir para complacer al comandante. En realidad no hay debates, solo aplausos de focas.

De lograrse una paridad de escaños, o alzarse con una mayoría el sector democrático venezolano, se podrá frenar un modelo político que acosa y encarcela a los disidentes, expropia a sus otrora aliados, confisca bienes, sin importarle los trámites legales. Sólo basta el argumento de beneficiar al pueblo para hacer lo que les dé la gana.

No se trata entonces de cualquier elección, ni de llevar como candidato al primero que se nos ocurra o aparezca, ni a quien se empeñe en serlo. Sino de presentar a los mejores. Hombres y mujeres verdaderamente comprometidos con la democracia, con la descentralización, con capacidad de lucha, que generen debates con argumentos, que no vayan a la AN a aplaudir como locos, ni a calentar asientos, mucho menos a negociar ni a buscar prebendas.

Es una oportunidad de oro para la sociedad democrática, en manos de todos queda que se sepa aprovechar o se pierda. Ya basta de aspirantes de profesión, se necesitan verdaderos líderes para confrontar con quienes ven a los venezolanos en blanco y negro. No hay cabida para el radicalismo, el debate de ideas es el camino.
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