miércoles, 8 de junio de 2011

Puerto Cabello reclama lo que por derecho nos corresponde

Muchos años hemos pasado oyendo discursos, leyendo declaraciones y viendo exposiciones en las que nos refieren el Puerto Cabello que podremos o podríamos tener en algún momento del futuro, siempre del futuro. Ofertas van y vienen, promesas de todos los tamaños, juramentos de los más variados tipos, pero al final seguimos siendo la misma ciudad a la que quieren hacer depender de la capital del estado.

Todos hemos hablado de las bondades y fortalezas que tiene el municipio: bagaje histórico, capital humano probadamente trabajador, bellezas naturales, cultura popular envidiable, riqueza arquitectónica y hasta mediana diversidad económica. Con esto potenciales, hemos dicho mil veces, con los que cuenta la ciudad debe convertirse en ícono y referencia en el Caribe.


 
Si hacemos "un vuelo rasante" por la realidad que hoy vive Puerto Cabello podremos observar que en cuanto a la atención a los turistas y visitantes tenemos un gran déficit de ofertas de camas, los pocos hoteles y posadas que funcionan no bastarían para albergar una oleada de turistas como la que todos anhelamos. Esto sin ahondar en los restaurantes porque muy pocos, sacando de esa lista a los más caros, abren al amanecer del domingo.

El servicio bancario, clave para la comodidad de los visitantes, sencillamente es pésimo: ya a primeras horas de los días sábados los cajeros automáticos se quedan sin dinero en efectivo y ni hablar de la posibilidad del servicio sabatino, salvo el Banco de Venezuela.

El comercio, que tanta vida le da al centro de la ciudad, prácticamente desaparece en la tarde de los sábados. Salvo el mercado La Noria, cualquier turista corre el riesgo de quedarse con las manos vacías si cree que puede visitar la zona comercial porteña. Los servicios para automóviles son otra deficiencia, se cuentan con los dedos de una mano las caucheras que trabajan los días domingo.

El transporte público de pasajeros es casi nulo, interminables colas se forman en los andenes del terminal de pasajeros. El desespero invade a quienes vienen, sin auto propio, a visitar y disfrutar las playas porteñas.

Transporte público, hoteles, restaurantes, servicio bancario y atención a conductores, cinco áreas estratégicas que amenazan seriamente el crecimiento y desarrollo del municipio Puerto Cabello. A quién le interesa que estos no funcionen? A quién le conviene que los turistas opten por seguir de largo a la costa falconiana donde sí funcionan todos esos aspectos? Quién se beneficia del gris desempeño de la ciudad? Obvio que no es a los porteños.

En el ámbito de la convivencia citadina, quiénes se benefician de la inexistencia de salas de cine, parques recreativos, instalaciones deportivas, centros culturales, centros comerciales y aeropuerto, en Puerto Cabello? Repito: es obvio que no somos los porteños los beneficiados!

Pese a los esfuerzos diarios, a las ganas de trabajar desde temprano, al impulso que quiere darse a Puerto Cabello pareciera que pesa sobre la ciudad "un pié giganta" que se desvive por impedir el progreso y bienestar de todos quienes habitamos en esta tierra bendita por Dios.

Condenamos que se pretenda negarle a los porteños vivir en una ciudad decente, con buenas vías de comunicación, centros de diversión, campos deportivos, centros de cultura y recreación infantil y familiar. Protestamos que se nos niegue a los porteños lo que se nos invita a disfrutar a solo 20 minutos de carretera. Nos toca a quienes vivimos en este municipio alzar la voz para reclamar respeto a nuestros derechos.

Queremos un municipio en plena capacidad de desarrollo, turístico, industrial, comercial, deportivo y social. Somos un pueblo batallador y derecho a explotar las áreas que decidamos, no las pocas que les convienen a otros.

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